Mantenerse bien hidratado no solo es vital para sentirte con energía: también puede ayudarte a regular los niveles de glucosa y colesterol, dos factores clave para prevenir enfermedades crónicas como la diabetes y los padecimientos cardiovasculares.
¿Por qué el agua es tan importante para tu metabolismo?
Expertos de la Fundación Mayo Clinic explican que el cuerpo humano está compuesto entre un 50% y 70% de agua. Cada célula, tejido y órgano utiliza este líquido para funciones esenciales: desde regular la temperatura corporal hasta eliminar desechos a través de la orina.
Cuando el cuerpo no recibe suficiente agua —lo que se conoce como deshidratación— puede presentar señales como fatiga, dolor de cabeza, orina oscura y dificultad para metabolizar tanto el azúcar como las grasas. Es decir, si no estás bien hidratado, es probable que tus niveles de glucosa y colesterol empiecen a salirse de control.
El agua y su impacto en el azúcar en sangre
La hidratación adecuada es especialmente crucial en personas con diabetes. Cuando hay poca agua en el organismo, la concentración de glucosa en la sangre tiende a elevarse porque hay menos líquido para diluirla y eliminarla mediante la orina.
Además, la deshidratación puede dificultar la función de los riñones, lo que agrava el problema. Por eso, para quienes viven con diabetes, tomar suficiente agua no solo es recomendable: es una necesidad diaria para mantener estables sus niveles de glucosa.
¿Cuánta agua necesitas al día?
La recomendación general es:
- Hombres: 3.7 litros diarios.
- Mujeres: 2.7 litros diarios.
Esta cifra incluye el agua contenida en alimentos y otras bebidas sin azúcar. Frutas como la sandía o el melón, y verduras como el pepino y la espinaca, pueden ayudarte a cubrir parte de tus necesidades diarias.
¿Y qué pasa con el colesterol?
Aunque el agua no elimina directamente el colesterol, sí cumple un papel indirecto. Cuando el cuerpo está deshidratado, el hígado produce más colesterol para evitar la pérdida de agua en las células. Esto puede elevar los niveles de lípidos en sangre.
Una buena hidratación permite que tanto el hígado como los riñones trabajen correctamente para eliminar residuos y grasas innecesarias. Combinado con una dieta saludable y actividad física, tomar agua es un hábito poderoso para mantener el colesterol bajo control.
Señales de que estás bien hidratado
Puedes saber que estás bebiendo suficiente agua si:
- Tu orina es de color claro.
- No tienes sed constante.
- Te sientes con energía durante el día.
Si tienes diabetes u otra condición médica, lo mejor es que un especialista te ayude a determinar tu requerimiento diario de líquidos.
El agua, tu aliada contra el descontrol metabólico
Evita esperar a tener sed para tomar agua. Haz de este líquido tu bebida principal. Evita refrescos, jugos industrializados o bebidas con azúcar añadida que elevan la glucosa y pueden afectar tu salud cardiovascular.
La clave está en mantener una hidratación constante, adaptada a tu estilo de vida, clima y necesidades físicas. Así no solo ayudas a tu cuerpo a funcionar mejor, también previenes problemas que podrían complicar tu salud a largo plazo.


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