miércoles, diciembre 24, 2025

Masa muscular: hábitos diarios para no perder fuerza

Masa muscular: hábitos diarios para no perder fuerza

Masa muscular es un componente clave de la salud física, la movilidad y la calidad de vida a largo plazo. Masa muscular y fuerza comienzan a disminuir de forma natural a partir de los 30 o 40 años, un proceso conocido como sarcopenia, pero la buena noticia es que este deterioro no es inevitable. Con hábitos diarios bien enfocados, es posible conservar —e incluso mejorar— la fuerza muscular durante décadas.

La pérdida de músculo no solo afecta la apariencia física, también incrementa el riesgo de caídas, lesiones, problemas metabólicos y disminución de la independencia funcional. Por ello, especialistas en salud y actividad física coinciden en que la prevención debe comenzar cuanto antes, integrando pequeñas acciones cotidianas que marcan una gran diferencia con el paso del tiempo.

Entrenamiento de fuerza: el pilar para conservar músculo

Uno de los hábitos más importantes para preservar la masa muscular es realizar entrenamiento de fuerza de manera regular. No se trata únicamente de levantar pesas pesadas en un gimnasio: ejercicios con el propio peso corporal, bandas elásticas o mancuernas ligeras también son efectivos.

La clave está en estimular los músculos al menos dos o tres veces por semana. Este tipo de entrenamiento envía señales al cuerpo para mantener y reparar el tejido muscular, evitando su degradación progresiva. Además, fortalece huesos, tendones y articulaciones, reduciendo el riesgo de lesiones con la edad.

Proteína suficiente en cada comida

El consumo adecuado de proteína es esencial para mantener la masa muscular. A medida que envejecemos, el cuerpo se vuelve menos eficiente para utilizar este nutriente, por lo que su ingesta cobra aún más importancia.

Especialistas recomiendan distribuir la proteína a lo largo del día, en lugar de concentrarla en una sola comida. Huevos, pescado, pollo, legumbres, lácteos, frutos secos y semillas son excelentes opciones. Incluir proteína en el desayuno, comida y cena favorece la síntesis muscular y ayuda a preservar la fuerza.

Movimiento diario más allá del ejercicio

Además del entrenamiento estructurado, mantenerse activo durante el día es otro hábito clave. Pasar muchas horas sentado acelera la pérdida de masa muscular, incluso en personas que hacen ejercicio ocasionalmente.

Caminar, subir escaleras, levantarse con frecuencia del escritorio o realizar tareas domésticas contribuye a mantener los músculos activos. Este movimiento constante mejora la circulación, la coordinación y el tono muscular, complementando el entrenamiento formal.

Dormir bien para regenerar el músculo

El descanso es un factor frecuentemente subestimado en la salud muscular. Durante el sueño profundo, el cuerpo libera hormonas responsables de la reparación y el crecimiento de la masa muscular.

Dormir menos de seis horas de forma habitual se asocia con mayor pérdida de fuerza y menor recuperación tras el ejercicio. Establecer horarios regulares, reducir el uso de pantallas antes de dormir y crear un ambiente adecuado para el descanso son hábitos que impactan directamente en la salud muscular.

Evitar dietas extremas y ayunos prolongados

Las dietas muy restrictivas o los ayunos mal planificados pueden provocar pérdida de masa muscular, especialmente si no se acompañan de ejercicio de fuerza. Cuando el cuerpo no recibe suficiente energía o proteína, recurre al músculo como fuente de combustible.

Una alimentación equilibrada, con suficientes calorías y nutrientes, permite conservar músculo mientras se mantiene un peso saludable. Antes de adoptar planes alimenticios restrictivos, lo ideal es consultar con un profesional de la salud.

Controlar el estrés y cuidar las hormonas

El estrés crónico eleva los niveles de cortisol, una hormona que favorece la degradación de la masa muscular. Incorporar hábitos de manejo del estrés como respiración consciente, meditación, actividades recreativas o contacto social ayuda a proteger el tejido muscular.

Además, mantener un estilo de vida saludable favorece el equilibrio hormonal general, lo que impacta positivamente en la fuerza y la recuperación física.

Preservar la masa muscular y la fuerza no depende de soluciones rápidas ni de rutinas extremas, sino de la constancia en hábitos diarios bien enfocados. Entrenar fuerza, consumir suficiente proteína, moverse a lo largo del día, dormir bien y cuidar el equilibrio emocional son acciones simples que, sostenidas en el tiempo, marcan una diferencia profunda.

Comenzar hoy, sin importar la edad, es la mejor estrategia para mantener un cuerpo fuerte, funcional y preparado para los desafíos del futuro.

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