Un reciente estudio científico alerta sobre un riesgo creciente de enfermedad del hígado graso relacionado tanto con bebidas azucaradas como con refrescos dietéticos endulzados artificialmente. La investigación presentada en la reunión anual de la United European Gastroenterology en Berlín indica que estas alternativas, consideradas por muchos como más saludables, podrían ser aún más perjudiciales para el hígado.
Efectos de las bebidas azucaradas y dietéticas en el hígado
La enfermedad del hígado graso ocurre cuando se acumula exceso de grasa en el hígado, lo que con el tiempo puede causar daño hepático y complicaciones crónicas. El estudio demostró que el consumo de nueve o más onzas diarias de bebidas endulzadas artificialmente aumenta en un 60% el riesgo de desarrollar esta enfermedad, mientras que el consumo de bebidas azucaradas se relaciona con un incremento del 50%.
El estudio y la muestra analizada
Investigadores siguieron a casi 124,000 participantes del Biobanco del Reino Unido durante un seguimiento medio de 10 años. Los participantes reportaron sus hábitos de consumo de bebidas mediante cuestionarios de 24 horas. Durante este período, alrededor de 1,200 personas desarrollaron hígado graso y 108 fallecieron por complicaciones hepáticas, confirmando la relación entre estas bebidas y la salud del hígado.
Beneficios de reemplazar bebidas con agua
El análisis mostró que sustituir refrescos azucarados o dietéticos por agua reduce el riesgo de hígado graso en más del 15%. Este hallazgo resalta que la hidratación adecuada y el consumo de agua son estrategias preventivas efectivas contra la acumulación de grasa hepática y la sobrecarga metabólica.
Cómo afectan estas bebidas al organismo
El alto contenido de azúcar en los refrescos provoca picos de glucosa en sangre, aumento de peso y elevación del ácido úrico, factores que promueven la acumulación de grasa en el hígado. Por otro lado, las bebidas dietéticas pueden alterar el microbioma intestinal, estimular los antojos de dulces y aumentar la secreción de insulina, generando un riesgo inesperado para la salud hepática.
Recomendaciones de los expertos
El investigador principal, Lihe Liu, enfatizó que limitar tanto las bebidas azucaradas como las endulzadas artificialmente es la mejor estrategia. “El agua sigue siendo la opción más segura, ya que hidrata el cuerpo y previene la acumulación de grasa en el hígado”, declaró. Los estudios futuros buscarán esclarecer los mecanismos exactos mediante ensayos clínicos a largo plazo.
Implicaciones para la salud pública
Este estudio desafía la percepción común de que los refrescos dietéticos son inofensivos y subraya la necesidad de políticas y hábitos alimenticios que prioricen la salud del hígado. La educación nutricional, la reducción del consumo de bebidas endulzadas y la promoción del agua como principal fuente de hidratación podrían tener un impacto significativo en la prevención de enfermedades hepáticas crónicas.


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