Ser mamá o papá primerizo es un camino lleno de emociones y aprendizajes. Una de las preguntas más comunes es: ¿por qué mi bebé babea mucho o hace espuma en la boca? Aunque puede parecer preocupante, en la mayoría de los casos tiene explicaciones completamente normales. Aquí te contamos las principales causas y te ayudamos a identificar cuándo deberías acudir al pediatra.
La dentición: una etapa natural
Uno de los principales motivos por los que tu bebé puede babear mucho es la dentición. Este proceso natural ocurre cuando los primeros dientes comienzan a desarrollarse, lo que puede causar molestias en las encías y un aumento en la producción de saliva.
Durante esta etapa, los bebés suelen explorar su entorno llevándose las manos, juguetes o cualquier objeto a la boca. Esta acción no solo alivia sus encías, sino que también estimula las glándulas salivales, resultando en una salivación excesiva.
El reflejo de deglución: aprendiendo a tragar
Otro motivo común es el reflejo de deglución. Desde el nacimiento, los bebés están aprendiendo a tragar de manera efectiva, especialmente al alimentarse con leche. Este aprendizaje puede provocar que acumulen saliva en la boca, lo que a veces se manifiesta en forma de espuma o burbujas.
Esta situación es completamente normal y no debería ser motivo de preocupación, a menos que venga acompañada de otros síntomas.
¿Cuándo deberías consultar al pediatra?
Si bien la salivación es normal en la mayoría de los casos, es importante estar atentos a posibles señales de alerta. Según la Academia Americana de Pediatría (AAP), deberías acudir al médico si notas:
- Excesiva irritación alrededor de la boca.
- Dificultades para comer o tragar.
- Fiebre persistente.
- Cambios en el comportamiento, como irritabilidad constante.
Además, si tu bebé sigue produciendo una cantidad excesiva de saliva después de los 2 años, podría tratarse de sialorrea o hipersalivación, una condición que requiere evaluación médica.
Consejos para cuidar a tu bebé
Mientras atraviesas esta etapa, algunos cuidados diarios pueden marcar la diferencia:
- Limpia regularmente su boca con una toalla suave para evitar irritaciones.
- Usa baberos para mantener su ropa seca y cómoda.
- Aplica crema hidratante alrededor de la boca para prevenir enrojecimiento o sarpullidos.
- Mantén objetos limpios y seguros para que los explore sin riesgos.
Estos pequeños hábitos ayudarán a mantener a tu bebé feliz y saludable durante esta etapa de desarrollo.
Cada bebé es único
Recuerda que cada bebé tiene un ritmo diferente. Lo que es normal para uno, puede no serlo para otro. Por eso, ante cualquier duda o inquietud, consulta siempre con un profesional de la salud. La tranquilidad de saber que estás haciendo lo mejor para tu hijo no tiene precio.
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