El domingo 28 de septiembre, la capital guerrerense volvió a ser escenario de violencia. En calles de Chilpancingo, al menos tres unidades de transporte público fueron incendiadas, entre ellas una camioneta que trasladaba pasajeros.
Las imágenes difundidas en redes sociales muestran el vehículo ardiendo en llamas mientras testigos exclamaban con angustia: “Se puso fea la cosa”. La tragedia dejó a una mujer y a su nieta con heridas por quemaduras, lo que refleja la vulnerabilidad de la población frente a la inseguridad.
Seguridad reforzada en Guerrero
Tras los hechos, la Secretaría de Seguridad Pública estatal desplegó operativos especiales encabezados por su titular, Daniel Antonio Ledesma. Elementos de la Policía Estatal vigilan carreteras, accesos y salidas principales, con puestos de atención ciudadana y vigilancia reforzada para prevenir nuevos ataques.
Gobierno municipal pide ayuda a Sheinbaum
El Ayuntamiento de Chilpancingo emitió un comunicado dirigido a la presidenta Claudia Sheinbaum y al secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, solicitando el respaldo federal.
“Hacemos un llamado respetuoso pero firme a la Federación para fortalecer acciones que garanticen la seguridad de los ciudadanos”, señala el escrito.
Los documentos municipales revelan que ya se había advertido sobre la presencia de grupos armados y drones en comunidades cercanas como Amojileca y Jaleaca de Catalán, lo que anticipaba un posible brote de violencia en la capital guerrerense.
Un llamado a la acción urgente
El episodio revive la preocupación por la seguridad en Guerrero, donde los ataques al transporte público se han convertido en un símbolo de la presión criminal sobre comunidades enteras. La exigencia local ahora está sobre la mesa de la Federación: garantizar la tranquilidad de la ciudadanía antes de que la violencia escale aún más.


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