sábado, diciembre 20, 2025

Son cubano obtiene reconocimiento mundial de Unesco

El son cubano fue la expresión que detonó una emoción colectiva la mañana en que la Unesco anunció que este género ingresaba a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial. Para miles en la isla, y también más allá de sus fronteras, esta decisión confirmó que el son cubano no solo es música, sino memoria viva, raíz profunda, identidad compartida.

En la sesión realizada en Nueva Delhi, la noticia viajó como un pulso cálido que conectó generaciones, recordando que el son cubano sigue latiendo en cada barrio, en cada fiesta y en cada historia contada a ritmo de bongó.

Desde ese primer instante, el país celebró que el son cubano recibiera el reconocimiento universal que durante décadas había sido soñado por músicos, cronistas y amantes de su cadencia.

Una decisión que resuena en la memoria cultural de Cuba

La presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, Sonia Virgen Pérez, expresó que este reconocimiento llega en uno de los momentos más complejos para la vida social y económica del país. Sin embargo, la noticia demostró que la fuerza del son cubano es capaz de atravesar dificultades y reivindicar la creatividad de sus comunidades. Esa misma creatividad, moldeada por más de un siglo de historia, explica por qué el son cubano ha sobrevivido a épocas de silencio, cambios políticos y profundas transformaciones culturales. Su mezcla de ritmos africanos y melodías europeas sigue siendo un ejemplo perfecto de la transculturación que dio forma a la identidad nacional cubana.

El origen popular que se convirtió en orgullo universal

Para entender la grandeza del son cubano, hay que regresar al siglo XIX, cuando surgió en regiones orientales como Holguín y Santiago de Cuba. En aquel entonces, se escuchaba en celebraciones comunitarias, en patios familiares, en calles de tierra donde la música era puente y refugio. Con el tiempo migró a La Habana, donde tomó nuevos matices, expandió su sonoridad y comenzó su camino hacia la modernidad. En esa transición, el integró guitarras, tres, bongós, marímbulas, trompetas y un estilo vocal que invitaba al diálogo musical a través de llamadas y respuestas. El resultado fue una expresión artística que no se parecía a ninguna otra en la región.

La herencia que inspira a nuevas generaciones

El son cubano se considera el padre de géneros que definieron la música latinoamericana del siglo XX: la salsa, el mambo, el chachachá y el son montuno. Su legado se percibe también en agrupaciones emblemáticas como Buena Vista Social Club, cuyo trabajo permitió que conquistara escenarios internacionales. Arsenio Rodríguez, Ignacio Piñeiro, el Septeto Nacional, Benny Moré y la Orquesta Aragón son solo algunos de los nombres que consolidaron el prestigio como una expresión artística imprescindible. Hoy, esa influencia se mantiene vigente en nuevas generaciones de músicos que buscan honrar la historia sin renunciar a la innovación.

El reconocimiento que cambia el futuro del son

La inscripción del en la lista de la Unesco implica más que un honor: representa un compromiso global para su preservación. Significa proteger tradiciones, asegurar la transmisión del conocimiento musical y promover espacios donde pueda seguir siendo un lenguaje vivo. Para las comunidades que lo practican, es también un impulso emocional y cultural. La decisión refuerza la idea de que, en medio de transformaciones tecnológicas y hábitos musicales distintos, el son cubano sigue siendo una voz necesaria para comprender la esencia de una nación.

Una celebración que se siente en cada nota

En La Habana, y en cada rincón donde suena, es más que una melodía: es un puente entre generaciones. Su narrativa musical está hecha de historias de amor, resistencia, resiliencia y alegría. Por eso, cuando la Unesco confirmó el reconocimiento, muchos recordaron los encuentros familiares donde marcó el ritmo de la convivencia. Otros evocaron a los grandes maestros que dedicaron su vida a perfeccionarlo. Y quienes lo mantienen vivo en pequeños espacios comunitarios celebraron que la tradición que han resguardado durante décadas finalmente reciba la reverencia mundial que merece.

El poder del son en la identidad colectiva

La trascendencia del son cubano no solo radica en su música, sino en lo que simboliza: unidad, herencia, mestizaje y resistencia cultural. Sus letras guardan episodios de la vida cotidiana, sus ritmos reflejan la historia compartida y su evolución muestra la creatividad inagotable de un pueblo. A través del tiempo, el son cubano ha demostrado ser más que un género; es un espejo emocional que acompaña a la nación en cada una de sus etapas. Por eso, la inscripción en la Unesco no es únicamente un reconocimiento técnico, sino un homenaje a la identidad que el son cubano ha sabido proteger, reinventar y transmitir a lo largo de generaciones.

Un legado que seguirá creciendo

Con este nombramiento, el son cubano se convierte en un símbolo mundial de tradición y arte. Su futuro depende de su capacidad para seguir conectando con nuevas audiencias, sin perder la autenticidad que lo caracteriza. La Unesco ha reconocido su valor, pero es la comunidad cubana quien lo mantiene vivo con cada interpretación. Al final, el son cubano es parte de un tejido emocional que define a un país, y hoy también forma parte de un patrimonio que pertenece al mundo entero.

Giovanna Cancino
Giovanna Cancino
Giovanna Cancino es una experimentada profesional de la comunicación, Licenciada en Ciencias y Técnicas de la Comunicación. Con más de una década de trayectoria en medios impresos y digitales, se ha consolidado como reportera y editora. Su profundo conocimiento se refleja en sus colaboraciones en la sección deportiva 'Sport Judge', así como en las importantes secciones Nacional e Internacional, asegurando una cobertura fiable y relevante para nuestros lectores.
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