En tiempos de Navidad, Año Nuevo y Reyes, la gratitud se convierte en una virtud esencial para el buen vivir. Agradecer no es solo un acto de cortesía, sino una forma de conexión profunda con la vida, con quienes nos rodean y con nosotros mismos.
Agradecemos por la compañía de nuestros seres queridos, por los amigos que se convierten en familia, por los momentos de paz y hasta por las adversidades que nos enseñan lecciones valiosas.
Estar antes que tener: el valor de la presencia
En un mundo donde el consumo parece dominar las fiestas, es importante recordar que estar es más importante que tener. Los objetos materiales pueden ir y venir, pero la presencia de alguien que nos acompaña en los momentos difíciles se convierte en un regalo eterno.
La verdadera riqueza radica en compartir esos momentos de conexión, porque no se puede tener si no hay alguien con quien compartirlo.
Compartir: el arte de vivir
Compartir no es solo un gesto altruista, es una acción vital para el ser humano. Es el equivalente al aire que respiramos o a la sangre que bombea nuestro corazón. Compartir nos da vida.
Por qué compartir transforma:
- Fortalece vínculos: Cuando compartimos, construimos relaciones más profundas y significativas.
- Multiplica la alegría: Dar y recibir generan un ciclo de felicidad.
- Enriquece el espíritu: Compartir nos ayuda a sentirnos útiles y conectados con los demás.
La alegría de compartir radica en que, al dar, también recibimos. Y esa reciprocidad nos llena de gratitud, cerrando un círculo de bondad y bienestar.
Agradecer: una forma de estar y vivir
Como dice el dicho: “Es de bien nacidos ser agradecidos.” La gratitud nos permite valorar lo que tenemos, reconocer lo que hemos recibido y abrirnos a la posibilidad de dar más.
Consejos para practicar la gratitud estas fiestas:
- Haz una lista de agradecimientos: Reconoce a las personas y experiencias que marcaron tu año.
- Comparte palabras de gratitud: Un mensaje o una llamada pueden iluminar el día de alguien.
- Sé generoso: Comparte tu tiempo, tus recursos o incluso una sonrisa con quienes lo necesiten.
Reflexión final: vivir con gratitud y compartir
En estas fiestas, recordemos que:
- Estar nos conecta.
- Tener nos permite compartir.
- Compartir nos ayuda a vivir plenamente.
- Agradecer nos llena de alegría.
Celebra con el corazón abierto para recibir y con las manos dispuestas para dar. Porque, como dice el dicho: “El que parte y reparte, se queda con la mejor parte.” Y esa mejor parte es el amor, la conexión y la gratitud.
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