Durante años, cientos de cuerpos yacieron en el anonimato en las instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo) de Zacatecas. Sin nombre, sin historia, sin despedida. Hoy, cerca de 300 de esos cadáveres han sido identificados y devueltos a sus familias, gracias a un programa pionero impulsado por la Fiscalía General de Justicia del Estado.
Una deuda histórica con las víctimas
La acumulación de cuerpos sin identificar en Zacatecas alcanzó niveles alarmantes en la última década, producto del aumento de la violencia y la falta de recursos forenses. La crisis tocó fondo cuando se reconoció que algunos cadáveres llevaban más de 15 años en resguardo, como lo confirmó Rubí Sánchez, directora general de Servicios Periciales:
“El cuerpo con mayor antigüedad que tenemos ingresó en 2004. Muchos fueron hallados como restos óseos, lo que dificulta el proceso de identificación con el paso del tiempo”.
De madres buscadoras a reencuentros inesperados
Hasta hace poco, el doloroso ritual de madres y familiares solicitando ver cuerpos para identificarlos era una constante. Sin embargo, el nuevo enfoque ha dado un giro radical. Ahora, los agentes del Ministerio Público salen a buscar a los familiares con los resultados de identificación en mano.
Javier Fernández, cuyo hermano desapareció hace seis años, lo vivió así:
“Fueron a mi casa, me dijeron que mi hermano estaba en el Semefo… Me apoyaron con todo para ir por él”.
Este cambio de paradigma no solo humaniza el proceso, sino que también atiende casos en los que ni siquiera se había presentado una denuncia de desaparición.
Un sistema forense que evoluciona
Zacatecas se ha convertido en un modelo nacional gracias a la creación de dos panteones forenses, tres cámaras frías, y una “osteoteca”, donde se resguardan restos en reducción ósea. A esto se suma un laboratorio de genética acreditado que realiza tomas de ADN a familiares de personas desaparecidas.
“Nuestro laboratorio no solo atiende cuerpos sin identificar, también realiza perfiles genéticos a familiares que lo solicitan”, explicó Sánchez.
Aunque el proceso es costoso y lleva tiempo, ha permitido cruzar datos entre entidades. El 65% de los cuerpos identificados son originarios de 25 estados del país. A través de convenios interinstitucionales, se ha facilitado su retorno.
Apoyo integral para las familias
Además del acompañamiento emocional, la Fiscalía brinda ayuda económica a quienes no pueden cubrir los gastos del traslado o se encontraban en situación vulnerable, como señaló un beneficiario:
“Yo me escondí porque no tenía dinero. Tardaron 20 días en hallarme, pero me ayudaron con todo”.
El papel de los colectivos de búsqueda
Los colectivos de madres buscadoras han sido clave para impulsar este cambio, aunque reconocen que aún existen desafíos importantes:
“Muchas compañeras no tienen perfil genético, y sin eso no hay cotejo posible con los restos”, expresó Elizabeth Araiza, representante del colectivo local.
Por ello, se trabaja en campañas para ampliar la base de datos de ADN y mejorar la eficacia del sistema.
Hacia una justicia con rostro humano
La identificación de estos 300 cuerpos no solo representa un avance técnico o institucional; es una forma de reparación. Es devolver la dignidad a quienes murieron en el olvido y dar paz a quienes los esperaron durante años.
En un país donde la crisis de personas desaparecidas persiste, Zacatecas marca un camino posible: el del compromiso, la ciencia y la humanidad como pilares para enfrentar una deuda pendiente con miles de familias mexicanas.


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