La República Unida de Tanzania enfrenta una de las jornadas más tensas de su historia reciente. Las autoridades impusieron un toque de queda en Dar es Salaam, su principal ciudad, después de que violentas protestas estallaran a raíz de unas elecciones polémicas que, según las previsiones, consolidarán el poder de la presidenta Samia Suluhu Hassan. La medida llega en medio de acusaciones de autoritarismo, censura digital y un creciente descontento social ante la exclusión de los principales líderes opositores.
Un país desconectado y bajo control policial
El toque de queda anunciado por la policía tanzana busca, según las autoridades, “restablecer el orden público” tras los disturbios registrados en varios distritos de la capital económica. Sin embargo, organizaciones civiles y observadores internacionales han denunciado un uso excesivo de la fuerza contra manifestantes, así como restricciones al acceso a internet, medidas que consideran un intento de silenciar la disidencia.
El grupo de monitoreo NetBlocks confirmó que el servicio de internet fue interrumpido en todo el país, afectando redes sociales y aplicaciones de mensajería. La desconexión digital, una táctica frecuente en regímenes con crisis políticas, impidió que muchos ciudadanos pudieran comunicarse o compartir información sobre la magnitud de las protestas.
Videos difundidos antes del corte muestran a jóvenes lanzando piedras a las fuerzas de seguridad, enfrentamientos callejeros y una gasolinera en llamas. En redes sociales, usuarios denunciaron que la policía disparó gases lacrimógenos para dispersar las concentraciones, mientras algunos testigos reportaron detenciones arbitrarias.
Protestas en Dar es Salaam y otras ciudades
Las manifestaciones no se limitaron a la capital. Testigos informaron de disturbios en varios barrios de Dar es Salaam, donde incluso se registró el incendio de una oficina del gobierno local. En la ciudad norteña de Arusha, bastión tradicional de la oposición, circularon videos mostrando a decenas de jóvenes corriendo entre columnas de humo, coreando consignas como “¡Queremos nuestro país!”.
El principal partido opositor, que denunció la inhabilitación de sus dos candidatos más importantes, compartió las imágenes en la red social X (antes Twitter). Según sus líderes, la exclusión de los aspirantes fue una maniobra política destinada a garantizar la victoria de la actual presidenta, en lo que describieron como una “elección sin competencia real”.
Elecciones bajo sospecha y descontento creciente
La presidenta Samia Suluhu Hassan, quien asumió el poder en 2021 tras la muerte de John Magufuli, ha sido elogiada por estabilizar la economía y suavizar la imagen internacional del país. No obstante, en los últimos meses ha enfrentado acusaciones de autoritarismo, especialmente tras el arresto y desaparición de críticos del gobierno, periodistas y activistas.
La decisión de inhabilitar a los principales líderes opositores fue el detonante de las protestas. Diversos grupos de derechos humanos han advertido que estas acciones socavan la credibilidad democrática del proceso electoral tanzano.
En declaraciones a medios internacionales, un analista político local señaló que “el descontento no proviene solo de la oposición, sino de amplios sectores jóvenes que sienten que el futuro del país se está decidiendo sin ellos”.
Preocupación internacional y posible escalada de violencia
La comunidad internacional ha manifestado su preocupación por la violencia postelectoral. Organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han exigido una investigación independiente sobre los hechos, así como la liberación de los manifestantes detenidos.
Por su parte, observadores de la Unión Africana instaron al gobierno de Hassan a restablecer la comunicación por internet y garantizar el derecho a la libre expresión. “La estabilidad no puede construirse sobre el silencio forzado”, indicó un representante regional.
Mientras tanto, las fuerzas de seguridad mantienen presencia reforzada en las calles y controles nocturnos en puntos estratégicos. El toque de queda se extiende desde las 7:00 p.m. hasta las 6:00 a.m., y su duración dependerá de la evolución de los disturbios.
Un desafío para la democracia tanzana
La crisis que vive Tanzania tras sus elecciones refleja un momento crítico para su sistema democrático. La imposición del toque de queda, los cortes de internet y la represión a las protestas son señales preocupantes de un retroceso en las libertades civiles del país africano.
Aunque el gobierno defiende sus acciones como medidas necesarias para preservar la paz, la realidad muestra un clima de frustración ciudadana y desconfianza institucional. El futuro inmediato dependerá de si las autoridades optan por abrir el diálogo político o mantener una mano dura que podría agravar aún más las tensiones.
Tanzania, considerada durante años un ejemplo de estabilidad en África Oriental, enfrenta ahora el reto de demostrar que su democracia puede resistir la presión de la crisis y reconstruir la confianza de su pueblo sin recurrir a la represión.


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