Una redada realizada por fuerzas de seguridad en Río de Janeiro, Brasil, dejó al menos 64 presuntos delincuentes muertos y 81 detenidos, según informaron las autoridades locales.
La operación, considerada la más grande en la historia de la ciudad, tenía como objetivo desmantelar al Comando Vermelho, una de las bandas de narcotráfico más poderosas del país.
Megaoperativo en las favelas de Río
Más de 2 mil 500 policías y soldados participaron en el operativo, que se desplegó por aire y tierra con helicópteros, vehículos blindados y unidades de asalto. La redada se centró en las favelas de Complexo do Alemão y Penha, donde se produjeron intensos tiroteos entre las fuerzas del orden y los narcotraficantes.
El gobernador de Río, Cláudio Castro, informó a través de un video en X que 64 criminales fueron “neutralizados”, se incautaron 75 rifles y una gran cantidad de drogas. “Fue la operación más grande y exitosa en la historia de Río de Janeiro”, afirmó el mandatario.
Sin embargo, testigos reportaron fuertes enfrentamientos y escenas de caos. Un periodista de The Associated Press observó los cuerpos de al menos dos policías entre los 10 cadáveres trasladados al hospital Getulio Vargas, aunque las autoridades no confirmaron oficialmente las bajas.
Las imágenes compartidas en redes sociales mostraban humo y fuego elevándose desde las favelas, mientras se escuchaban ráfagas de disparos. Debido a la violencia, 46 escuelas cerraron y la Universidad Federal de Río de Janeiro suspendió clases nocturnas.
En represalia, presuntos miembros del Comando Vermelho bloquearon carreteras del norte y sureste de la ciudad, usando al menos 50 camiones secuestrados, según la organización Rio Ônibus.
Críticas por el alto número de muertos
La operación generó una ola de críticas por el elevado número de víctimas. César Muñoz, director de Human Rights Watch en Brasil, calificó los hechos como “una gran tragedia” y pidió al Ministerio Público investigar las circunstancias de cada muerte.
El sociólogo Luis Flávio Sapori, experto en seguridad pública, advirtió que este tipo de acciones no eliminan las estructuras criminales. “Estos números son de guerra. Las operaciones así no capturan a los líderes, solo a los subordinados que pronto son reemplazados”, dijo.
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