Pedro Sánchez desafía al Senado en medio del caso Ábalos
El ambiente político en España se tensó como pocas veces. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, compareció por primera vez ante el Senado desde el inicio de la legislatura en 2023. Lo hizo en una sesión maratónica de más de cinco horas ante la comisión de investigación impulsada por la mayoría conservadora, centrada en el llamado “caso Ábalos”.
El presidente del Gobierno llegó decidido a defender su gestión y a enfrentarse a una Cámara Alta controlada por el Partido Popular (PP). Durante la sesión, Sánchez denunció que el Senado se ha convertido en “un circo” y en “una comisión de frustración”, acusando a la oposición de haber puesto la institución “al servicio de la máquina del fango”.
El “caso Ábalos”, el escándalo que sacude al PSOE
El detonante de la comparecencia fue el llamado “caso Ábalos”, que lleva el nombre del exministro de Fomento y exsecretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, considerado durante años una de las figuras más cercanas al propio Sánchez.
El exfuncionario está siendo procesado por varios delitos de corrupción, entre ellos adjudicación irregular de contratos públicos y fraude fiscal a través de una empresa de hidrocarburos. De acuerdo con la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Ábalos habría encabezado una red político-empresarial que operaba con comisiones ilegales y contratos inflados, una acusación que ha golpeado duramente la credibilidad del Gobierno socialista.
Un Senado convertido en campo de batalla política
La comparecencia del presidente se desarrolló en un contexto tenso. Los senadores del PP, Vox y UPN aprovecharon la ocasión no solo para interrogarlo sobre el caso Ábalos, sino también para poner sobre la mesa temas ajenos a la comisión.
Entre las cuestiones más polémicas, se mencionaron las investigaciones judiciales abiertas contra la esposa del presidente, Begoña Gómez, y contra su hermano, David Azagra, conocido artísticamente en el ámbito musical. Para Sánchez, esas preguntas reflejan una intención clara: desviar el foco y desgastar políticamente a su gobierno.
“Esto no es una comisión de información, sino una comisión de difamación”, lanzó Sánchez, visiblemente molesto. Su respuesta fue recibida con aplausos de los senadores de izquierda, mientras los conservadores insistían en exigir responsabilidades.
La izquierda cierra filas con Sánchez ante la ofensiva del PP
Durante la sesión, los grupos de izquierda y los aliados del Gobierno mostraron un respaldo absoluto al presidente. Tanto el PSOE como Sumar, Esquerra Republicana, EH Bildu y los representantes nacionalistas del País Vasco y Cataluña coincidieron en señalar que el Senado se ha convertido en un instrumento de ataque político.
La senadora de Sumar, Carla Antonelli, expresó una de las frases más contundentes de la jornada: “Lo que aquí se pretende no es investigar, sino dinamitar al Gobierno de coalición en una operación a gran escala del Estado profundo para echarle a usted y a su partido del poder”.
Las palabras resonaron en la Cámara, reflejando la tensión entre las fuerzas políticas y el clima de polarización que domina la política española.
Junts per Catalunya rompe con Sánchez y agrava la crisis
Mientras tanto, fuera del Senado, una nueva crisis se cocinaba. Las bases de Junts per Catalunya (JxCat) votaron mayoritariamente a favor de romper con el Gobierno de Sánchez. La decisión, respaldada por el 87 por ciento de la militancia con una participación cercana al 70 por ciento, marca el fin del apoyo parlamentario de la formación independentista catalana.
El motivo: los “incumplimientos sistemáticos del pacto” firmado con el Ejecutivo. Esta ruptura complica el futuro político del presidente y amenaza la estabilidad del Gobierno de coalición, que ahora deberá negociar apoyo caso por caso para aprobar leyes clave.
Sánchez entre la presión política y el desafío personal
La comparecencia no solo puso a prueba la resistencia política de Sánchez, sino también su temple personal. Con serenidad en el rostro, el presidente recordó que las acusaciones contra su familia forman parte de “una estrategia de fango” diseñada para deslegitimarlo moralmente.
“Me atacan porque no pueden vencerme políticamente”, afirmó el mandatario, en un tono desafiante que buscó transmitir fortaleza ante sus seguidores. Pese a los intentos de la oposición por debilitarlo, el presidente logró mantener el control del discurso y proyectar una imagen de liderazgo frente al fuego cruzado.
Un país dividido entre la confianza y el escepticismo
El caso Ábalos, más allá de sus implicaciones judiciales, ha reavivado un viejo dilema en España: la desconfianza ciudadana hacia la clase política. Mientras los sectores progresistas ven en la comparecencia de Sánchez una muestra de transparencia, los conservadores lo acusan de proteger a sus aliados y de usar el poder institucional en beneficio propio.
En este escenario, el Gobierno español enfrenta un desafío doble: sostener la gobernabilidad en un Parlamento fragmentado y restaurar la credibilidad ante una opinión pública cada vez más polarizada.
Un futuro incierto para el gobierno de Pedro Sánchez
La ruptura con Junts per Catalunya, la presión judicial sobre su entorno y la ofensiva del PP en el Senado dejan a Sánchez en una posición frágil, aunque no derrotada. Su estrategia parece clara: resistir, defender su legado y mantener la cohesión interna del PSOE frente a la tormenta política.
La sesión en el Senado, lejos de ser una simple comparecencia, marcó el inicio de una nueva etapa en su mandato: una en la que el presidente español deberá equilibrar la defensa de su honor político con la supervivencia de su Gobierno.
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