Cuando se anunció el fallecimiento del Papa Francisco, a las 07:35 horas en la Casa Santa Marta, el silencio se volvió un lenguaje común. No solo dentro de los muros del Vaticano, sino en todo el mundo. La pérdida del pontífice argentino, líder espiritual de la Iglesia Católica durante más de una década, dejó un eco doloroso en millones de corazones. Y entre las voces que se alzaron para rendirle tributo, destacó la de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
En un emotivo comunicado, el secretario general Luis Almagro expresó: “Este momento es especialmente triste y duele”. No fueron palabras diplomáticas: fue una confesión sincera de lo que muchos sienten. Almagro subrayó que con la muerte del Papa, “perdimos a alguien cuya dimensión humana fue una guía permanente”.
Un faro moral en tiempos de sombras
Desde el primer día de su pontificado, el Papa Francisco eligió caminar del lado de los más vulnerables. Pidió una Iglesia pobre para los pobres. Habló de justicia social, de dignidad humana, de amor por el prójimo. Y no lo hizo desde la comodidad de un trono: lo vivió con actos concretos, con visitas a cárceles, con palabras de consuelo a refugiados, con gestos de humildad que cruzaron fronteras religiosas y políticas.
Por eso, su muerte no solo duele a los fieles católicos. Duele a quienes encontraron en él una brújula ética. Duele a líderes como Volodímir Zelensky, quien recordó cómo el Papa “rezó por la paz en Ucrania”. Duele incluso en países laicos o con otras creencias, porque su legado trasciende lo religioso: es un legado humano.
El legado imborrable del Papa Francisco
A sus 88 años, tras más de dos meses de complicaciones respiratorias, Francisco partió dejando una huella difícil de igualar. Su defensa de los derechos humanos, su compromiso con la ecología —recordemos su encíclica Laudato si’— y su búsqueda incansable de la paz, lo convirtieron en una figura global clave.
Luis Almagro lo resumió con claridad: “Como humanidad hemos perdido mucho e irreparablemente con su muerte”. Y añadió un llamado: seguir su ejemplo con compromiso.
La despedida de líderes mundiales
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, escribió: “¡Descansa en paz, Papa Francisco!”. Emmanuel Macron, Pedro Sánchez y Giorgia Meloni también se unieron al duelo, reconociendo su “legado de amor, solidaridad y paz”.
No fue casual que tantos líderes, de ideologías diversas, coincidieran en su respeto por Francisco. En un mundo fracturado, él fue un puente. Hoy, su ausencia duele, pero su mensaje resuena más fuerte que nunca.
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