El término Hard Power describe el uso de la fuerza militar y económica para imponer la voluntad de un Estado sobre otro. Este concepto, que suele manifestarse a través de sanciones, bloqueos comerciales o intervenciones militares, es una herramienta poderosa en la geopolítica actual.
El regreso de Donald Trump al escenario político, las tensiones por la guerra entre Rusia y Ucrania, y las amenazas económicas a México son ejemplos claros de cómo el Hard Power sigue siendo una estrategia central en el sistema internacional.
La presión económica como arma de Trump
La victoria de Trump ha generado incertidumbre en el equilibrio global, especialmente para México. Durante su mandato anterior, utilizó el Hard Power para obligar al gobierno mexicano a endurecer sus políticas migratorias, bajo amenaza de imponer aranceles a las exportaciones mexicanas.
Ahora, Trump planea implementar deportaciones masivas, una medida que podría afectar severamente a México al reducir el flujo de remesas. Estas representan un pilar fundamental para millones de familias mexicanas y son esenciales para mantener la estabilidad económica nacional.
Impactos esperados:
- Disminución de remesas: Un golpe directo al ingreso de familias mexicanas.
- Volatilidad en el tipo de cambio: La economía podría enfrentar inestabilidad en los mercados financieros.
- Deterioro en la balanza de pagos: Mayor déficit y menor capacidad para financiar proyectos esenciales.
Rusia, Ucrania y la escalada global
En el ámbito internacional, la guerra entre Rusia y Ucrania ha llegado a un punto crítico. La autorización de Estados Unidos para que Ucrania utilice misiles de largo alcance ha intensificado el conflicto.
El presidente Vladimir Putin advirtió que este enfrentamiento ha adquirido un carácter global, aumentando las probabilidades de nuevas guerras convencionales o híbridas.
Para México, este escenario implica riesgos indirectos:
- Aumento de precios energéticos: Una posible escalada en los precios del petróleo podría impactar la economía nacional.
- Presión en exportaciones agrícolas: La militarización de rutas comerciales puede alterar los mercados globales.
El desafío interno: economía y reformas
Mientras el panorama global se complica, México enfrenta problemas internos que agravan su vulnerabilidad:
- Reformas judiciales y desaparición de organismos autónomos: La rapidez con la que se promueven cambios legislativos ha generado incertidumbre entre inversionistas y calificadoras internacionales.
- Fenómeno criminal y violencia: La falta de control en regiones clave afecta tanto la seguridad como la confianza para invertir.
- Optimismo desmedido: Minimizar riesgos geopolíticos y económicos puede llevar a errores de percepción con consecuencias graves.
¿Qué debe hacer México?
El gobierno de Claudia Sheinbaum debe adoptar una estrategia proactiva y realista para enfrentar los desafíos actuales. Algunos pasos clave incluyen:
- Diversificación comercial: Reducir la dependencia económica de Estados Unidos mediante acuerdos con Europa y Asia.
- Fortalecimiento interno: Incrementar la inversión en infraestructura y seguridad para crear estabilidad económica y social.
- Diplomacia estratégica: Adoptar una postura firme pero colaborativa en las relaciones con Estados Unidos, especialmente frente a las amenazas de deportaciones masivas.
- Control fiscal: Evitar déficits descontrolados y asegurar la confianza de inversionistas.
Un momento crítico para México
El regreso de Donald Trump y las tensiones internacionales colocan a México en una posición delicada. Las amenazas de deportaciones masivas y la disminución de remesas podrían desestabilizar la economía, mientras el panorama global presenta riesgos adicionales.
El gobierno mexicano tiene frente a sí un reto monumental: adaptarse rápidamente a un mundo en constante cambio, proteger su economía y mantener su posición en el escenario internacional.
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