El martes, el líder norcoreano Kim Jong-un llegó a Beijing a bordo de su famoso tren blindado verde, un símbolo que combina seguridad extrema, legado familiar y poder dictatorial. Aunque lento —viaja a unos 60 km/h— este convoy es una pieza clave en su estrategia de diplomacia internacional.
Un tren blindado: seguridad antes que velocidad
El tren blindado de Kim no es un simple transporte. Está diseñado para resistir ataques, equipado con salas de conferencias, oficinas y sistemas de comunicación de alta tecnología. Viaja acompañado por otros dos trenes de seguridad: uno que revisa las vías y otro que transporta escoltas.
La seguridad, en el caso de Kim, está por encima de la rapidez. Cada trayecto en este tren se convierte en un mensaje político: Norcorea no se mueve con prisa, sino con poder.
Un legado de familia: del padre al hijo
El padre de Kim, Kim Jong-il, también prefería este medio de transporte. Viajaba con lujos extravagantes: langosta fresca, vino francés y televisión satelital. Irónicamente, falleció dentro de este mismo convoy en 2011.
Con este gesto, Kim Jong-un no solo garantiza su seguridad, sino que también reafirma el legado dinástico de los Kim como líderes que gobiernan entre el miedo y la ostentación.
Kim y su avión Chammae-1
Aunque su tren es icónico, Kim también dispone de un avión oficial: el Chammae-1, una versión remodelada del IL-62 soviético. Sin embargo, rara vez lo utiliza por desconfianza en su seguridad.
En 2018, cuando se reunió con Donald Trump en Singapur, prefirió usar un avión chino prestado. En 2019, eligió nuevamente el tren para viajar a Vietnam. Esto revela una verdad incómoda: ni siquiera su avión refleja confianza total en la infraestructura norcoreana.
Limusinas de lujo y caballos blancos: símbolos de poder
El repertorio de transportes de Kim no se limita al tren o al avión. Posee una colección de limusinas Maybach y un Aurus Senat regalado por Putin, autos que suelen acompañarlo en viajes internacionales.
Además, utiliza caballos blancos como símbolos propagandísticos, evocando imágenes de grandeza y pureza en la narrativa del régimen. Su hija ha sido vista montándolos, alimentando rumores sobre su futuro como heredera.
Más que transporte: diplomacia sobre rieles
El viaje de Kim a Beijing no es solo un desplazamiento. Es un acto de diplomacia simbólica, donde China, Rusia y Corea del Norte muestran unidad frente a EE.UU.
Sentarse junto a Xi Jinping y Vladimir Putin en la Plaza de Tiananmén es más que un gesto: es un recordatorio de que el poder norcoreano se mueve, aunque sea lentamente, en dirección a reforzar alianzas estratégicas.


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