Si eres uno de los millones de trabajadores mexicanos que ha depositado su confianza y ahorros en la subcuenta de vivienda del INFONAVIT, es hora de prestar atención. La reciente propuesta de reforma enviada al Congreso por la presidenta Claudia Sheinbaum ha generado una tormenta de críticas y preocupación. ¿El motivo? Tres problemas fundamentales que podrían poner en riesgo los recursos de quienes más los necesitan.
1. El uso de ahorros para construir: ¿Un acierto o un error?
La reforma propone que el INFONAVIT utilice los dos billones de pesos acumulados en las subcuentas de vivienda para desarrollar nuevos proyectos habitacionales a través de una empresa filial. Pero el encargado de liderar este esfuerzo sería Octavio Romero, conocido por su paso como director de Pemex, una de las empresas más endeudadas del mundo bajo su gestión.
Lejos de tranquilizar, esta designación ha despertado alarmas: ¿cómo confiar en alguien con antecedentes tan cuestionables para manejar una tarea de esta magnitud?
2. Menos supervisión, más control gubernamental
Actualmente, el INFONAVIT cuenta con órganos de vigilancia equilibrados, en los que trabajadores, patrones y gobierno tienen representación equitativa. Sin embargo, la reforma busca alterar este equilibrio, otorgando al gobierno mayoría en los comités clave como Auditoría y Transparencia.
Además, se reduciría la fiscalización externa por parte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, limitando los controles sobre el uso de los recursos. Esta falta de supervisión eleva el riesgo de decisiones opacas y posibles actos de corrupción.
3. La sombra de la corrupción en la obra pública
La historia de la construcción de vivienda pública en México está plagada de casos de corrupción: contratos inflados, favoritismo hacia ciertos contratistas y especulación inmobiliaria.
Sin contrapesos efectivos, el riesgo de que estas prácticas resurjan es alto. Peor aún, se teme que las viviendas construidas puedan ser utilizadas para fines políticos, como condicionamientos electorales o acarreos.
¿Qué está en juego para los trabajadores?
De no ajustarse esta propuesta, los trabajadores podrían enfrentarse a un escenario desolador:
- Pérdida de ahorros: Con fondos mal manejados, los recursos para vivienda podrían desaparecer.
- Menos opciones habitacionales: En lugar de garantizar acceso a una vivienda digna, se podría priorizar intereses políticos o económicos.
- Mayor desconfianza en las instituciones: La reducción de supervisión y contrapesos podría erosionar aún más la confianza en el INFONAVIT.
Urge un debate responsable
La iniciativa está en manos de la Cámara de Diputados, y el tiempo apremia para abrir un diálogo que incluya todas las voces: trabajadores, patrones y expertos. Si bien el derecho a la vivienda es esencial, su gestión debe ser transparente y priorizar los intereses de quienes han trabajado arduamente para aportar a sus subcuentas.
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