La urgencia por identificar desaparecidos en México ha dejado de ser una estadística para convertirse en una herida abierta que atraviesa comunidades enteras. Hoy, esa herida podría comenzar a cerrarse gracias a un proyecto científico sin precedentes, impulsado por el Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen) y respaldado por organismos internacionales.
Todo inicia dentro de un laboratorio silencioso, donde cada muestra ósea no es un fragmento anónimo, sino una historia detenida. Ahí, entre tubos de ensayo y máquinas de secuenciación masiva, comienza la esperanza.
Un laboratorio que marca un antes y un después
El Inmegen ahora activa un plan piloto de análisis de restos óseos para identificar desaparecidos de Quintana Roo, Tabasco y Zacatecas. El proyecto se vuelve posible gracias a un aporte inicial de 3 millones 100 mil pesos en insumos, donados por el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa), con financiamiento de Alemania y Noruega.
La representante del Unfpa en México, Alanna Armitage, explica que esta primera inyección permitirá procesar 750 muestras genéticas de alta complejidad, un trabajo que antes era casi imposible por falta de recursos.
Pero la esencia del proyecto no está solo en los números, sino en lo que cada muestra representa: una familia esperando respuestas.
Una crisis forense que exige soluciones científicas
México vive una crisis forense histórica: más de 72 mil restos sin identificar.
En 2023, el Inmegen inauguró el Laboratorio de Perfiles Genéticos, único en América Latina con acreditación internacional ISO-IEC-17025. Esto significa que el país ya no depende únicamente del extranjero para resolver casos relacionados con desaparición forzada.
Según Carlos Hinojosa, titular de la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud, el objetivo no es una intervención temporal, sino construir soberanía científica forense.
Ese es el corazón del proyecto: dejar capacidad instalada en México para identificar a quienes esperan volver a casa, aunque sea en forma de certeza.
Tecnología de punta al servicio de la justicia
Durante una visita reciente al laboratorio, se observaron equipos especializados para pruebas genéticas en restos humanos degradados, uno de los mayores retos en el país.
El director del Inmegen, Jorge Meléndez, explicó que la identificación se logrará comparando perfiles genéticos obtenidos en laboratorio con muestras sanguíneas de familiares.
El proceso se realizará mediante secuenciación masiva y electroforesis capilar en grado forense, técnicas capaces de analizar ADN en cantidades mínimas.
Este avance será aplicado en coordinación con las fiscalías de Quintana Roo, Tabasco y Zacatecas, territorios donde la desaparición forzada ha dejado huellas profundas.
Una misión que trasciende lo técnico
Más allá de la ciencia, este proyecto tiene una dimensión ética y humana.
Hinojosa lo resume con una frase que retumba:
“Cuando una muestra llega al laboratorio, detrás hay una carpeta de investigación y esperanza para una familia”.
Esa esperanza es la que sostiene el plan piloto y la razón por la que la palabra clave identificar desaparecidos no es solo un término técnico, sino una demanda humanitaria.
El impacto social de identificar a los desaparecidos
El proyecto no solo busca resolver casos aislados; apunta a reconstruir el tejido social.
Dar certeza sobre el paradero de un ser querido es también un acto de salud pública, porque la desaparición no afecta solo a individuos, sino a familias completas que viven en duelo suspendido.
Según las autoridades, esta primera fase será el inicio de una expansión nacional que integrará más estados, más fiscalías y más tecnología.
Estamos ante un momento histórico: México comienza a construir un modelo propio de identificación forense, apoyado por ciencia, cooperación internacional y voluntad política.
El arranque de este plan piloto marca un avance crucial en la lucha por identificar desaparecidos. No es solo un proyecto científico: es un puente entre el vacío y la verdad, entre la incertidumbre y la dignidad.
Y sobre todo, es un paso hacia la justicia que miles de familias han esperado durante años.


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