Con un saldo de dos muertos y miles de afectados, el paso del huracán Erick revive el trauma de Otis en Guerrero y Oaxaca. Descubre los detalles del desastre, la respuesta del gobierno y las historias humanas detrás de la tragedia.
El huracán Erick, que tocó tierra como categoría 3, ha dejado un saldo de al menos dos personas fallecidas y más de 2,000 damnificados en Oaxaca y Guerrero. La tragedia ocurre bajo la sombra del devastador huracán Otis, poniendo a prueba la capacidad de respuesta del gobierno y la resiliencia de las comunidades.
El sur de México enfrenta una nueva emergencia tras el paso del huracán Erick, que impactó la costa entre Oaxaca y Guerrero como un huracán de categoría 3, dejando un rastro de destrucción, dos muertes confirmadas y miles de personas afectadas. La catástrofe ha reavivado el doloroso recuerdo del huracán Otis de 2023, sirviendo como un sombrío recordatorio de la creciente vulnerabilidad de la región ante fenómenos meteorológicos extremos.
Saldo Humano y Daños Materiales
El gobierno federal ha confirmado el fallecimiento de dos personas. La primera víctima fue un niño de un año que murió ahogado en San Marcos, Guerrero, cuando su madre intentaba cruzar un río crecido y el menor se le escapó de los brazos. La segunda víctima mortal fue un hombre que falleció electrocutado en San Pedro Pochutla, Oaxaca, mientras realizaba labores de limpieza y entró en contacto con cables de alta tensión.
Las afectaciones materiales son extensas y continúan siendo evaluadas:
* Damnificados: En Juchitán, Oaxaca, el desbordamiento del río «Los Perros» ha dejado a más de 2,000 personas damnificadas, con cientos de familias perdiendo sus pertenencias.
* Infraestructura: Se reportan deslaves, carreteras bloqueadas y la caída de líneas eléctricas que afectaron a más de 277,000 usuarios en ambos estados. Aunque la CFE trabaja en el restablecimiento, varias comunidades en Guerrero permanecen incomunicadas.
* Pérdidas Económicas: En Puerto Escondido, Oaxaca, se reportan daños significativos a embarcaciones pesqueras y turísticas. Además, decenas de hectáreas de cultivos de papaya y plátano se consideran pérdida total.
La Sombra de Otis y la Rápida Intensificación
Un factor clave que agravó la situación fue la «rápida intensificación» de Erick, que pasó de tormenta tropical a huracán categoría 4 en menos de 24 horas antes de debilitarse ligeramente para tocar tierra. Este fenómeno, el mismo que convirtió a Otis en una catástrofe inesperada, reduce drásticamente el tiempo de preparación y pone en jaque los sistemas de alerta temprana.
La memoria de Otis, que dejó al menos 52 muertos y devastó Acapulco, provocó que la población tomara precauciones más serias esta vez. «Muchos de nosotros estábamos asustados, pero ahora ya pasó. La tragedia de Otis nos marcó a todos», comentó Juan Carlos Castañeda, un guardia de seguridad en Acapulco. Los testimonios de los afectados reflejan el terror vivido: «Sentíamos que nos íbamos a morir, fue muy feo», relató un sobreviviente.
«Mi casa no es segura y tengo tres infantes.» – Testimonio de una madre buscando refugio, reflejando la difícil decisión de las familias ante la llegada del huracán.
La Respuesta del Gobierno
En un esfuerzo por proyectar control y evitar las críticas recibidas durante la gestión de Otis, el gobierno federal desplegó una respuesta masiva.
* Plan DN-III-E: Más de 30,000 elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), la Marina (SEMAR) y la Guardia Nacional fueron movilizados para labores de búsqueda, rescate, evacuación y remoción de escombros.
* Apoyo Logístico: El Ejército activó un centro de acopio con 15,000 despensas listas para ser distribuidas a los damnificados.
* Presencia Presidencial: La presidenta Claudia Sheinbaum anunció que visitará la zona afectada para supervisar personalmente las labores de auxilio.
A pesar de la visible movilización, persisten fallas críticas. Analistas y damnificados señalan que, al igual que en desastres anteriores, la caída de las redes de telecomunicaciones es una de las principales fallas, dejando a las comunidades aisladas e impidiendo la coordinación de la ayuda. La falta de comunicación sigue siendo una vulnerabilidad sistémica no resuelta en la gestión de desastres en México.


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