Los socavones en CDMX dejaron de ser eventos aislados para convertirse en una amenaza cotidiana. Lo que antes sorprendía por su rareza, hoy preocupa por su frecuencia. En 2025, la Ciudad de México registró un incremento superior al 300 por ciento en la aparición de estas oquedades tan solo en vías primarias, una cifra que revela no solo el desgaste del subsuelo, sino una crisis estructural que avanza en silencio bajo el asfalto.
Según datos de la Secretaría de Gestión Integral del Agua (Segiagua), durante este año se contabilizaron 132 socavones en vialidades primarias, frente a apenas 39 registrados en 2024. Es decir, en solo doce meses, la capital triplicó el número de colapsos en sus arterias más importantes.
¿Dónde se concentran los socavones en la Ciudad de México?
El fenómeno no se distribuye de manera uniforme. Tres alcaldías concentran la mitad de los socavones en CDMX detectados en vías primarias:
- Gustavo A. Madero: 35 socavones
- Iztapalapa: 19
- Iztacalco: 12
A estas zonas se suman Venustiano Carranza y Azcapotzalco, con 11 cada una; Álvaro Obregón, Coyoacán y Tláhuac, con cinco respectivamente, y Cuauhtémoc, con cuatro. En contraste, Milpa Alta y La Magdalena Contreras registraron solo uno, mientras que Tlalpan tuvo dos y Miguel Hidalgo tres.
Este mapa no es casualidad: coincide con áreas de infraestructura hidráulica antigua, alta densidad poblacional y colectores de drenaje que operan al límite de su capacidad.
Socavones en CDMX: qué los provoca realmente
Aunque visualmente parecen fallas repentinas, los socavones en CDMX son el resultado de un proceso lento y acumulativo. Autoridades explican que la principal causa es la saturación de los colectores de drenaje, combinada con la presión constante del agua y el peso del tránsito vehicular.
Con el tiempo, estas condiciones generan fisuras internas, formando cavernas subterráneas que permanecen invisibles hasta que el asfalto cede de forma abrupta. En temporada de lluvias, este riesgo se multiplica, acelerando el colapso del suelo urbano.
A esto se suma el problema histórico de hundimientos diferenciales en la capital, derivados de la sobreexplotación del acuífero y la composición lacustre del subsuelo.
El problema oculto: socavones en vías secundarias
Mientras las cifras oficiales se concentran en vialidades primarias, el panorama real es aún más alarmante. Los socavones en calles secundarias, cuya atención corresponde a las alcaldías, no cuentan con un registro unificado, pero superan ampliamente a los reportados por Segiagua.
Solo en Iztapalapa, entre enero y octubre, se contabilizaron 232 oquedades de gran tamaño, como las registradas en colonias como Renovación y Santa Martha Acatitla. Estos colapsos afectan directamente a colonias habitacionales, transporte público y servicios básicos.
Presupuesto, reparación y una solución temporal
Aunque no existe un presupuesto específico para atender socavones, Segiagua recibió 110 millones de pesos para contingencias durante 2025. La dependencia aseguró que los 132 socavones detectados en vías primarias ya fueron reparados.
Sin embargo, especialistas advierten que estas acciones suelen ser correctivas, no preventivas. Reparar el asfalto sin renovar drenajes, colectores y tuberías subterráneas equivale a tapar el síntoma sin curar la enfermedad.
Una advertencia bajo nuestros pies
A mitad de este 2025, los socavones en CDMX se han convertido en un símbolo del desgaste urbano y de la urgencia de replantear la gestión del agua y la infraestructura subterránea. La ciudad no solo se enfrenta al reto de la movilidad y la escasez hídrica, sino a un enemigo silencioso que avanza bajo tierra.
Mientras no exista una estrategia integral que combine inversión, diagnóstico profundo y mantenimiento preventivo, los colapsos seguirán apareciendo donde menos se esperan.
Porque en la Ciudad de México, el verdadero riesgo ya no siempre viene del cielo… sino del suelo que pisamos. Y los socavones en CDMX seguirán recordándonos que la ciudad también se rompe desde abajo.
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