Mientras el debate sobre las políticas de género sigue dividiendo opiniones, en el World Economic Forum de Davos se lanzó un mensaje contundente:
Si seguimos al ritmo actual, la equidad de género solo se alcanzará en 134 años.
Invertir en mujeres puede liberar un potencial económico de $93 mil millones en América Latina.
A pesar de estos datos, muchas empresas han optado por desmantelar sus programas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI), y algunos gobiernos han eliminado políticas clave de derechos adquiridos.
Sin embargo, la evidencia es clara: apostar por la equidad no es solo un tema de justicia social, sino una decisión económica inteligente.
Las cifras alarmantes de la desigualdad en América Latina
La región sigue enfrentando brechas significativas que limitan el desarrollo de millones de mujeres:
24% de las mujeres viven en pobreza.
Solo 47% participa en el mercado laboral.
73% de las microempresas lideradas por mujeres carecen de financiamiento.
Y la desigualdad se agrava aún más para mujeres indígenas, migrantes o con discapacidad. Cerrar esta brecha no es solo una necesidad moral, sino una oportunidad para el crecimiento económico.
Inversión en mujeres: el motor del crecimiento económico
Las cifras demuestran que cuando las mujeres tienen acceso a oportunidades, el impacto es inmediato:
Las mujeres invierten 50% menos de capital que los hombres, pero generan 20% más ingresos.
Empresas con liderazgo femenino tienen mejor desempeño financiero.
El acceso equitativo al crédito puede aumentar el PIB de América Latina en hasta 5%.
Aun así, muchas compañías están reduciendo sus programas de equidad, argumentando que son iniciativas costosas o «innecesarias». Pero los datos demuestran que la igualdad es rentable.
El retroceso en políticas de equidad: una señal de alerta
A pesar de los avances logrados en las últimas décadas, hay señales preocupantes de retrocesos en la agenda de género:
Empresas multinacionales han eliminado iniciativas DEI.
Gobiernos han recortado presupuestos para políticas de equidad.
Las mujeres siguen subrepresentadas en la toma de decisiones.
La pregunta es clara: ¿cómo resolver problemas que afectan a las mujeres si las decisiones siguen siendo tomadas exclusivamente por hombres?
Como dice la frase: “Si no estás en la mesa, estás en el menú#.
El papel de la sociedad civil y la colaboración intersectorial
Organizaciones como Pro Mujer han demostrado que la colaboración entre sectores puede generar un impacto real.
En los últimos 35 años, han beneficiado a más de 2.5 millones de mujeres a través de:
Inclusión financiera para emprendedoras.
Servicios de salud accesibles.
Educación financiera y desarrollo de liderazgo.
Estos avances han sido posibles gracias a alianzas entre el sector público, privado y académico, demostrando que el cambio es un esfuerzo colectivo.
La equidad de género es una prioridad global
Si queremos acelerar el progreso, necesitamos:
Más inversión en programas que impulsen el desarrollo de las mujeres.
Mayor representación femenina en la toma de decisiones.
Compromiso de empresas y gobiernos para mantener políticas de equidad.
El mundo no puede esperar 134 años. El momento de actuar es ahora.
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