Pocas figuras han generado tanto debate global como Donald Trump, cuya política exterior se ha caracterizado por decisiones unilaterales y contradictorias. La reciente amenaza de imponer aranceles del 25% a productos mexicanos, aunque suspendida temporalmente, refleja una estrategia proteccionista que, lejos de resolver los problemas internos de Estados Unidos, ha intensificado tensiones con su principal socio comercial.
Sin embargo, la narrativa de Trump omite un aspecto clave: el tráfico de armas desde Estados Unidos hacia México, que ha fortalecido al crimen organizado y exacerbado la crisis de violencia en la región.
1. Aranceles como arma de presión política
Desde su primer mandato, Trump ha utilizado la imposición de aranceles como un mecanismo de presión diplomática y comercial. Sus justificaciones para esta medida incluyen:
- Frenar la migración ilegal mediante una mayor vigilancia en la frontera.
- Reducir el tráfico de fentanilo, vinculando la crisis de opioides en EE.UU. con la producción en México.
- Proteger la economía estadounidense, con un enfoque nacionalista y proteccionista.
No obstante, esta estrategia no aborda el problema de raíz. La demanda de drogas en EE.UU. es el verdadero motor del narcotráfico, y el flujo de armas ilegales desde el norte alimenta la violencia en México.
2. El tráfico de armas: el problema que EE.UU. ignora
México ha enfrentado un crecimiento alarmante en la entrada de armas ilegales, facilitado por laxas regulaciones en EE.UU.
- El 63% de las armas recuperadas en México entre 2017 y 2023 provenían de EE.UU.
- Texas, Arizona y California son los principales estados de origen.
- El 74% de las armas rastreadas hasta su comprador original tenían su punto de venta en EE.UU.
Estas cifras demuestran que el problema de seguridad fronteriza no es unilateral. Mientras México es señalado por el tráfico de drogas, EE.UU. no asume su responsabilidad en el tráfico de armas que fortalece a los cárteles.
3. La paradoja de Trump: atacar a México sin frenar su propia crisis interna
Trump busca culpar a México por la crisis de opioides en EE.UU., pero omite el rol de:
- Las farmacéuticas estadounidenses, que facilitaron el acceso indiscriminado a opioides antes de la crisis del fentanilo.
- Los distribuidores de drogas en EE.UU., que venden el fentanilo en su mercado interno.
- El lobby de armas, que bloquea cualquier intento de regulación para frenar el contrabando hacia México.
Si la administración Trump realmente quisiera reducir la violencia en la región, debería:
- Regular el tráfico de armas en la frontera con México.
- Aplicar medidas de salud pública contra la adicción a opioides en EE.UU.
- Combatir a los distribuidores internos de drogas en su propio país.
Sin estos esfuerzos, cualquier política comercial o de seguridad será un espejismo diseñado para ganar popularidad en su base electoral.
4. ¿Qué puede hacer México?
El gobierno de Claudia Sheinbaum debe adoptar una estrategia firme ante EE.UU.:
- Exigir la regulación del tráfico de armas como parte de cualquier negociación de seguridad.
- Diversificar los mercados de exportación para reducir la dependencia de EE.UU.
- Fortalecer la cooperación diplomática con otros países, incluyendo la Unión Europea y China.
El riesgo de normalizar la imposición de aranceles como herramienta de presión es que México quede atrapado en un ciclo de concesiones unilaterales sin beneficios claros.
¿Qué sigue en la relación México-EE.UU.?
- Trump usará la amenaza de aranceles como un arma de presión permanente.
- El tráfico de armas desde EE.UU. seguirá siendo ignorado por su gobierno.
- México debe adoptar una postura más firme para proteger sus intereses comerciales y de seguridad.
- La narrativa de Trump es una estrategia política más que una solución real a los problemas bilaterales.
México no puede permitirse ser el chivo expiatorio de una crisis que tiene raíces en ambos lados de la frontera.
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