En un martes marcado por intensas conversaciones diplomáticas, el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, y el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, mantuvieron una llamada decisiva. El objetivo: ultimar los preparativos para la cumbre del 15 de agosto en Alaska entre Donald Trump y Vladimir Putin. Según comunicados de ambos gobiernos, la meta es clara: lograr una “reunión exitosa” que siente las bases para un posible cambio en la guerra de Ucrania.
Un escenario cargado de simbolismo
La elección de Alaska no es casual. Territorio ruso hasta 1867, su historia añade un matiz geopolítico que pocos pasan por alto. Para Yuri Ushakov, asesor presidencial ruso, esta ubicación es “lógica”, ya que Rusia y EE.UU. comparten frontera en el Ártico.
Más allá del simbolismo, la cita es un nuevo capítulo en una relación bilateral marcada por altibajos. La última reunión de Putin con Trump ocurrió en 2019 en Osaka, y con un presidente estadounidense en funciones, en 2018 en Helsinki.
La crisis ucraniana en el centro de la mesa
El principal tema de la cumbre será la guerra en Ucrania. Tanto Washington como Moscú aseguran buscar una “solución pacífica a largo plazo”, pero con un detalle polémico: el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, no fue invitado a esta primera cita.
En respuesta, Alemania ha organizado una reunión virtual paralela con Zelensky, líderes europeos y la OTAN, para garantizar que la voz de Kiev no quede fuera de las decisiones clave.
Trump, en modo escucha
La Casa Blanca describe el encuentro como un “ejercicio de escucha” para Donald Trump. Según su portavoz, Karoline Leavitt, no se espera un acuerdo de paz inmediato. El objetivo es que Trump entienda de primera mano la posición rusa antes de iniciar negociaciones más amplias.
Pese a ello, Trump ya adelantó que tras reunirse con Putin, hablará con Zelensky y líderes europeos. No descartó que una solución futura incluya cesiones territoriales ucranianas y retiradas parciales de tropas rusas.
Europa, expectante y cautelosa
La ausencia de Ucrania en la mesa principal genera preocupación en Bruselas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, han insistido en que ningún acuerdo será legítimo sin Kiev. El temor: que un pacto bilateral entre Moscú y Washington ignore las demandas ucranianas y siente un precedente de concesión territorial por la fuerza.
Un momento decisivo para la diplomacia global
La cumbre de Alaska podría ser el inicio de un nuevo equilibrio internacional… o una oportunidad perdida. La historia reciente muestra que encuentros así pueden tanto abrir canales de diálogo como consolidar divisiones.
En un mundo donde la guerra de Ucrania se ha convertido en un pulso entre potencias, el cara a cara entre Trump y Putin, preparado al detalle por Rubio y Lavrov, será observado por aliados y rivales con la misma atención.


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