El pan de muerto es uno de los símbolos más representativos del Día de Muertos en México. Sin embargo, detrás de su sabor característico, se esconde un alto contenido calórico que puede afectar la salud si se consume en exceso.
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), una pieza de 100 gramos aporta cerca de 400 kilocalorías, lo que representa aproximadamente una cuarta parte de la ingesta diaria recomendada para un adulto promedio.
En personas con sobrepeso u obesidad, cuya dieta sugerida ronda las 1,500 kilocalorías al día, una pieza completa equivale a más de una cuarta parte de su consumo diario recomendado.
Recomendaciones para un consumo saludable
El IMSS recuerda que el pan de muerto puede disfrutarse dentro de una alimentación equilibrada, siguiendo el Método del Plato Saludable: la mitad del plato con verduras, una cuarta parte con proteínas bajas en grasa como pollo o pescado, y otra cuarta parte con cereales o leguminosas. También se recomienda incluir frutas frescas y preferir agua simple sobre bebidas azucaradas.
El instituto aconseja limitar el consumo a media pieza acompañada de café o té sin azúcar. Las versiones rellenas o cubiertas con chocolate aumentan significativamente las calorías y deben consumirse solo de manera ocasional.
Moderación en otros alimentos típicos
Además, el IMSS recomienda moderar el consumo de otros productos de temporada, como atoles, dulces o refrescos, que suelen contener grandes cantidades de azúcar y carbohidratos. Consumirlos junto con pan de muerto puede incrementar el riesgo de exceder la ingesta calórica diaria.
En resumen, el pan de muerto puede formar parte de una dieta saludable si se disfruta con moderación. La clave está en equilibrar tradición y hábitos saludables, combinando este alimento con opciones naturales y evitando excesos.


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