Rusia anunció la prueba del misil de propulsión nuclear Burevestnik, que según el Kremlin tiene capacidad de recorrer largas distancias y eludir sistemas de defensa aérea. El presidente Vladimir Putin supervisó la prueba acompañado del jefe del Estado Mayor ruso, quien informó que el misil recorrió 14.000 kilómetros.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, declaró que la medida busca garantizar la seguridad de Rusia y enviar un mensaje a Occidente en medio de sanciones y presión internacional.
Reacción internacional y presión sobre Putin
Tras el anuncio, Estados Unidos y varios países europeos prepararon nuevas sanciones económicas contra Rusia, principalmente en los sectores de petróleo y gas. El expresidente Donald Trump criticó la prueba y pidió a Putin concentrarse en alcanzar un acuerdo de paz en Ucrania, calificando de inapropiadas las pruebas de misiles.
Mientras tanto, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergey Lavrov, acusó a Trump de cambiar de postura respecto al alto al fuego y lo calificó de un “cambio radical” en la política estadounidense.
Apoyo militar a Ucrania
El presidente Volodimir Zelensky anunció que Francia proporcionará aviones de combate Mirage y misiles de defensa aérea, mientras que el Reino Unido suministrará más misiles y participará en la producción de drones interceptores.
El frente ucraniano sigue siendo intenso. En Pokrovsk, el 7.º Cuerpo de Reacción Rápida de Ucrania repelió 42 ataques rusos, reforzando posiciones defensivas con tropas de asalto, artillería y drones.
Escalada y defensa aérea rusa
El Ministerio de Defensa ruso aseguró haber interceptado 193 drones ucranianos, incluidos 34 que se dirigían hacia Moscú. No se registraron víctimas ni daños significativos, aunque dos aeropuertos de la capital, Domodedovo y Zhukovsky, cerraron temporalmente.
Por su parte, Ucrania lanzó 100 drones Shahed y señuelos hacia Rusia, de los cuales 26 alcanzaron sus objetivos, generando cortes de emergencia en Kiev y otras regiones a través de la empresa energética DTEK.
Consecuencias geopolíticas
La prueba del Burevestnik, conocido por la OTAN como Skyfall, marca un aumento de la tensión global. Analistas señalan que Moscú busca reforzar su posición frente a Occidente y advertir sobre las implicaciones de continuar con sanciones y apoyo militar a Ucrania.
El desarrollo del misil también resalta la carrera armamentista moderna, donde la combinación de armas nucleares y drones tácticos cambia la estrategia de defensa y seguridad internacional.
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