Un sábado cualquiera en México: la nueva forma de entretenimiento
Un sábado por la tarde, después de cumplir con las obligaciones semanales, una familia mexicana decide ejercer su derecho a divertirse. La primera idea: teatro. Pero pronto se esfuma, porque implica un gasto que obligaría a apretarse el cinturón económico todo el mes.
El cine parece más accesible, pero para una familia entera aún representa un desembolso considerable. Los conciertos, ni pensarlo: son un lujo extraordinario.
Entonces, la respuesta es simple: encender la televisión y abrir Netflix, Disney+ o HBO Max. Esa escena se repite en millones de hogares mexicanos cada fin de semana.
Los números que explican la transformación cultural
La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH-NC) 2024 del INEGI reveló que el entretenimiento digital es ya la vía más frecuente de acceso a la cultura y la ficción en México.
De las 38.8 millones de viviendas representadas en el estudio, 7.6 millones reportaron pagar al menos una suscripción de streaming, superando por primera vez al cine (10.2% vs. 19.8% de los hogares) y dejando muy atrás a conciertos (1.1%), museos (0.53%) o teatro (0.37%).
El costo de entretenerse: el peso en el bolsillo
En promedio, las familias mexicanas gastan 256.6 pesos al mes en plataformas de streaming, o 212.9 pesos si se considera la mediana, el gasto más común.
Este gasto se distribuye de forma desigual: para un hogar del decil más bajo (ingreso promedio de 5,348 pesos mensuales), destinar 145 pesos al streaming equivale al 2.7% de su ingreso. En un hogar del decil más alto (78,698 pesos), pagar 290 pesos representa apenas 0.37% de sus ingresos.
Esto significa que ver la misma serie le cuesta seis veces más, proporcionalmente, a una familia pobre que a una rica.
Comparativa con otras formas de consumo cultural
- Teatro: mediana de gasto de 500 pesos por función, asistencia mínima (0.37% de los hogares).
- Museos: mediana de 190 pesos, asistencia del 0.53%.
- Conciertos: gasto típico de 1,500 pesos, concentrados en hogares urbanos de altos ingresos.
- Cine: aunque más accesible que los conciertos, sigue por debajo del streaming en frecuencia.
El streaming como opción constante y estable
El streaming no solo es más frecuente, sino más constante que cualquier otra actividad cultural pagada. No depende de la cartelera local, ni de la distancia, ni de los precios de temporada.
En zonas rurales y urbanas, en hogares con o sin hijos, el pago mensual es prácticamente igual. Sin embargo, su significado cambia drásticamente dependiendo del nivel de ingresos: para unos es un gasto residual; para otros, un esfuerzo que reemplaza salidas, comidas fuera o incluso compras esenciales.
Las alternativas ante la brecha digital y económica
En los hogares que no pueden costearlo, persisten opciones como compartir cuentas, usar servicios gratuitos con publicidad (YouTube), recurrir a la piratería o permanecer en la televisión abierta como única ventana de entretenimiento.
El futuro del consumo cultural en México
Si la tendencia se mantiene, el streaming podría convertirse en el principal canal de acceso a contenidos culturales y de ficción en todos los niveles socioeconómicos.
Pero la cifra clave es la desigualdad: la misma película puede tener un valor simbólico, cultural y económico radicalmente distinto dependiendo del bolsillo que la paga.
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