El proyecto de presupuesto para 2025 tiene una meta ambiciosa: reducir el déficit público del 5.9% en 2024 al 3.9% del PIB. Esta consolidación fiscal, diseñada para evitar una recesión económica y tensiones sociales, busca equilibrar responsabilidad financiera con crecimiento económico. Sin embargo, los riesgos internos y externos podrían dificultar su implementación.
Proyecciones macroeconómicas optimistas para 2025
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) apuesta a un crecimiento del PIB de 2.3% en 2025, sustentado en:
- Fortaleza del mercado interno: Impulsada por programas sociales prioritarios.
- Reactivación de exportaciones manufactureras: Principalmente hacia Estados Unidos.
- Atracción de inversión extranjera por el nearshoring: Un factor clave en la economía mexicana.
Se proyecta que el tipo de cambio cierre en 18.50 pesos por dólar, confiando en una economía que, según la SHCP, será resiliente frente a las presiones internacionales.
Los retos externos: T-MEC y el regreso de Trump
Aunque el optimismo domina las proyecciones, los riesgos externos no son menores:
- Donald Trump y el T-MEC: Sus amenazas de renegociar el tratado, imponer aranceles y deportar a millones de indocumentados podrían desestabilizar el comercio y las remesas.
- Reformas constitucionales internas: La percepción de incertidumbre jurídica afecta la confianza de los inversionistas.
Moody’s ya ha advertido sobre el debilitamiento de las instituciones en México, señalando posibles impactos en la calificación crediticia del país.
Déficit y deuda pública: señales de alerta
El endeudamiento público sigue en aumento, con una proyección de 18.6 billones de pesos (51.4% del PIB) para 2025. Esto representa un crecimiento significativo respecto al 48.8% del PIB en 2024, sin que se reflejen mejoras en áreas críticas como salud, educación y seguridad.
Programas prioritarios vs. gasto en inversión
- Programas sociales: Recibirán 835,706 millones de pesos, con un enfoque en beneficios de impacto electoral.
- Inversión pública: Se proyecta una caída del 14% en términos reales, mientras que proyectos como el Tren Maya siguen acaparando recursos.
Impacto en sectores clave: educación, salud y medio ambiente
Los recortes al gasto programable (-4.1%) afectarán áreas esenciales:
- Educación: La UNAM e IPN enfrentaron recortes iniciales que, aunque rectificados, apenas cubrirán la inflación.
- Salud: Una reducción estimada en 113,600 millones de pesos, equivalente al 11%, pone en riesgo la atención médica.
- Medio ambiente: La inversión en sostenibilidad sigue siendo secundaria.
Reformas fiscales pospuestas: un costo político alto
La SHCP ha señalado que cualquier reforma fiscal se postergará hasta 2026, evitando el costo político en los primeros años de la nueva administración. Sin embargo, Moody’s advierte que esta falta de acción podría agravar la fortaleza fiscal y afectar la calificación crediticia del país.
Conclusión: un presupuesto de transición con riesgos latentes
El presupuesto 2025 refleja los desafíos de una administración en transición, enfrentando presiones internas y externas. Aunque la meta de reducir el déficit al 3.9% del PIB es loable, los riesgos políticos, las proyecciones optimistas y la falta de una reforma fiscal sólida podrían poner en jaque la estabilidad económica.
La atención estará puesta en cómo la próxima administración maneje estos desafíos y si logra establecer un plan fiscal a mediano plazo que ofrezca sostenibilidad y confianza a los mercados internacionales.
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