La actividad manufacturera mundial volvió a mostrar señales de fragilidad en octubre, según reportes empresariales que reflejan cómo la incertidumbre arancelaria, especialmente impulsada por la política comercial de Estados Unidos, está afectando la recuperación del sector industrial. Con pedidos debilitados, costos imprevisibles y una cadena de suministro afectada por los aranceles, las principales potencias manufactureras están lejos de un repunte sólido.

La imprevisibilidad de los aranceles, principal obstáculo

Uno de los factores más mencionados por las empresas es la falta de claridad sobre los aranceles impuestos por la administración de Donald Trump, lo que ha generado un ambiente de cautela. Algunos fabricantes señalaron que la “imprevisibilidad de la situación arancelaria sigue causando estragos e incertidumbre sobre los precios o costos futuros”, y que los gravámenes incluso dificultan justificar nuevas inversiones en expansión de capacidad productiva.

En lugar de incentivar la producción interna, los aranceles están encareciendo el acceso a equipos y materiales importados, lo que frena la modernización industrial y debilita el ritmo de crecimiento global.

Estados Unidos: el sector manufacturero acumula ocho meses de contracción

El panorama estadounidense confirma esta tendencia. El sector manufacturero de Estados Unidos se contrajo por octavo mes consecutivo en octubre, arrastrado por la caída de nuevos pedidos y por demoras en la entrega de materiales.

El PMI manufacturero del ISM cayó a 48.7 puntos, por debajo del nivel de 50 que separa la expansión de la contracción. En septiembre había registrado 49.1, lo que muestra una tendencia negativa persistente. Aunque el indicador se mantiene por encima de 42.3 —nivel que históricamente marca una recesión económica generalizada—, la señal es clara: la manufactura, que representa 10.1% de la economía estadounidense, sigue debilitándose.

La combinación de aranceles sobre insumos importados, menor demanda interna y un entorno global desacelerado está afectando la capacidad de recuperación del sector industrial estadounidense.

China: crecimiento lento y menor confianza empresarial

En China, la situación no es mucho mejor. La actividad manufacturera china creció en octubre, pero a un ritmo más lento de lo esperado. El Índice General de Gerentes de Compras de S&P Global (Caixin) cayó a 50.6 puntos, tras registrar 51.2 en septiembre, quedando por debajo del pronóstico de analistas (50.9).

Aunque el indicador se mantiene sobre 50 —lo que implica expansión—, tanto los nuevos pedidos como la producción industrial disminuyeron, una señal de que la incertidumbre por los aranceles sigue afectando al motor exportador chino.

El descenso se produce en un momento en que China busca estabilizar su economía con estímulos internos, pero la tensión comercial con Estados Unidos continúa afectando la confianza y el desempeño en el corto plazo.

Zona euro: estancamiento en la actividad y caída del empleo industrial

En Europa, la manufactura de la zona euro mostró poco dinamismo durante octubre. El PMI manufacturero de S&P Global se ubicó en 50 puntos exactos, el nivel que marca la línea entre crecimiento y contracción. Aunque ligeramente superior al 49.8 de septiembre, el dato confirma que la actividad se encuentra prácticamente estancada.

La producción acumuló su octavo mes consecutivo en aumento, pero los nuevos pedidos se frenaron y el empleo en el sector disminuyó, lo que evidencia una recuperación desigual y vulnerable.

Europa sigue afectada por la debilidad global de la demanda, la incertidumbre geopolítica y los efectos residuales de la inflación, factores que dificultan que el sector manufacturero vuelva a ser un motor económico sólido.

Un freno global que refleja un problema político, no solo económico

La desaceleración manufacturera mundial tiene un común denominador: la falta de previsibilidad en el entorno comercial. Los aranceles, diseñados originalmente para proteger la producción nacional, han terminado afectando a cadenas de suministro globales, incrementando costos, reduciendo la inversión y frenando la recuperación en países clave.

Mientras no exista una estabilidad en las políticas comerciales internacionales, la industria seguirá operando con cautela, lo que limita su capacidad de expansión. La incertidumbre no solo afecta a los fabricantes, sino también a la confianza económica global.