El gobierno de China denunció que agencias de inteligencia extranjeras están intensificando el robo de datos genéticos y recursos de semillas de cultivos estratégicos como la soya, el maíz y el arroz. De acuerdo con el Ministerio de Seguridad Estatal, estas acciones representan una amenaza directa para la seguridad alimentaria nacional, considerada por Pekín como un asunto prioritario de defensa.
La acusación fue difundida en un comunicado oficial publicado en la cuenta de WeChat del ministerio, donde se advierte sobre una mayor infiltración extranjera en el sector cerealero del país.
¿Qué está denunciando China?
El Ministerio aseguró que, en los últimos años, se han detectado operaciones sistemáticas para obtener ilegalmente información genética y semillas parentales, las cuales tienen un alto valor estratégico porque son utilizadas para desarrollar nuevas variedades agrícolas y mejorar la productividad.
Pekín sostiene que el interés extranjero no es científico ni comercial, sino parte de un esfuerzo de espionaje industrial y biológico, con la intención de aprovechar avances agrícolas chinos y vulnerar su capacidad de autoabastecimiento.
La seguridad alimentaria como prioridad de Estado
China ha elevado la protección de su agricultura a la categoría de seguridad nacional, del mismo modo en que otros países han blindado sectores como la energía o la tecnología militar. Según el analista Even Rogers Pay, director de Trivium China, esta narrativa busca crear conciencia pública sobre el riesgo de intervención extranjera en el sector alimentario.
Pay señala que el mensaje del gobierno no solo tiene una intención preventiva, sino también política: reforzar la percepción de que los recursos agrícolas estratégicos deben protegerse de intereses externos, ya sean científicos, corporativos o estatales.
Caso Zhu: semillas prohibidas y cooperación encubierta
El comunicado cita el caso de un empresario chino identificado como Zhu, quien entregó semillas parentales restringidas a una organización extranjera bajo el pretexto de un acuerdo de cooperación agrícola. Estas semillas, consideradas material genético base para la hibridación, tienen prohibida su exportación.
Según el ministerio, Zhu escondió el material dentro de contenedores declarados como parte de otras mercancías, lo que fue detectado por las autoridades. Fue condenado a 18 meses de prisión, y otras 17 personas involucradas enfrentaron sanciones administrativas.
Otro incidente: inspecciones secretas y tácticas de contravigilancia
El Ministerio también reportó un segundo caso, en el que personal consular extranjero y especialistas no identificados realizaron inspecciones clandestinas en una provincia agrícola de alta producción. El grupo habría tomado datos sobre rendimiento de cultivos, reservas y procesos agrícolas locales.
Para evitar ser detectados, los involucrados habrían utilizado métodos de contravigilancia como cambios constantes de vehículo, desplazamiento por carreteras rurales y visitas no autorizadas a zonas de cultivo. Las autoridades aseguran haber intervenido e identificado el operativo.
China pide colaboración ciudadana
El Ministerio de Seguridad Estatal concluyó su comunicado llamando a la población y a las instituciones agrícolas a reportar comportamientos sospechosos a través de líneas oficiales o plataformas gubernamentales. Según la autoridad, la protección del conocimiento genético agrícola es considerada un asunto estratégico equivalente a la defensa militar o tecnológica.
Este llamado refuerza el creciente clima de vigilancia en sectores científicos y productivos clave, en un contexto de tensiones globales por propiedad intelectual, desarrollo biotecnológico y control de alimentos.
Implicaciones geopolíticas y económicas
La acusación ocurre en medio de un escenario internacional marcado por:
- Competencia por el control de tecnologías agrícolas avanzadas
- Luchas comerciales entre China y Estados Unidos
- Aumento del valor estratégico de la biotecnología y edición genética
- Escasez global de alimentos y riesgos por cambio climático
Expertos advierten que este tipo de casos podría profundizar la desconfianza entre potencias y acelerar políticas de protección de recursos agrícolas, como prohibiciones de exportación de semillas, restricciones de inversión extranjera y mayor control del intercambio científico internacional.
El señalamiento de China contra agencias de inteligencia extranjeras no solo revela su postura sobre la importancia estratégica de la agricultura, sino también una nueva fase de conflicto por datos biológicos y recursos genéticos. Si las denuncias derivan en medidas más fuertes, podrían impactar en cadenas globales de investigación, comercio agrícola y cooperación científica.


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