lunes, diciembre 22, 2025

El Desmentido Definitivo: La Guerra Contra las Grasas Terminó y la Ciencia Declara un Ganador

Durante casi medio siglo, la grasa fue el villano público número uno en la nutrición. Las dietas «bajas en grasa» se convirtieron en un mantra y los supermercados se llenaron de productos «light».

Pero la ciencia nutricional ha evolucionado, y el veredicto es claro: la guerra total contra la grasa fue un error. El verdadero enemigo nunca fue la grasa en sí, sino el tipo de grasa. Es hora de desmentir el mito y entender qué grasas son esenciales para tu salud.

La fobia a la grasa llevó a un aumento masivo en el consumo de azúcares y carbohidratos refinados para compensar el sabor perdido en los productos «bajos en grasa», una estrategia que, según muchos epidemiólogos, contribuyó a la epidemia de obesidad y diabetes tipo 2. La ciencia actual nos insta a cambiar el enfoque: de cuánta grasa comemos a qué tipo de grasa comemos.

El Escuadrón de las Grasas Buenas: Insaturadas

Estas son las grasas que tu cuerpo necesita. Son cruciales para la salud del cerebro, la reducción de la inflamación y la mejora de los niveles de colesterol en sangre. Se dividen en dos categorías:

  • Grasas Monoinsaturadas: Son una estrella de la dieta mediterránea, reconocida por la ciencia como uno de los patrones alimenticios más saludables. Ayudan a reducir los niveles de colesterol LDL («malo») y a aumentar el HDL («bueno»).
    • Fuentes científicamente probadas: Aceite de oliva extra virgen, aguacates, almendras, nueces y semillas.
  • Grasas Poliinsaturadas: Incluyen los famosos ácidos grasos Omega-3 y Omega-6. Son esenciales, lo que significa que el cuerpo no puede producirlos y debemos obtenerlos de la dieta.
    • Fuentes científicas de Omega-3: Pescados grasos (salmón, sardinas, atún), linaza, chía y nueces. Son vitales para la función cerebral y la salud del corazón.

«Reemplazar las grasas saturadas y, sobre todo, las grasas trans, con grasas insaturadas es una de las estrategias dietéticas más efectivas para prevenir enfermedades cardiovasculares. No se trata de eliminar la grasa, sino de hacer un cambio inteligente», explica un metaanálisis publicado en el Journal of the American Heart Association.

El Eje del Mal Nutricional: Trans y Saturadas en Exceso

No todas las grasas son creadas iguales. Aquí están las que la ciencia sí nos recomienda limitar o evitar.

  • Grasas Trans (Las Peores): Son un producto industrial creado mediante la hidrogenación de aceites vegetales. No tienen ningún beneficio para la salud y son extremadamente dañinas. Aumentan el colesterol malo (LDL), disminuyen el bueno (HDL) y promueven la inflamación. Muchos países las han prohibido o limitado severamente.
    • Se encuentran en: Margarinas en barra, alimentos fritos comerciales, productos de panadería industriales y comida procesada. Siempre revisa la etiqueta y si dice «aceite parcialmente hidrogenado», evítalo.
  • Grasas Saturadas (Las Controversiales): Se encuentran principalmente en productos de origen animal. La recomendación científica tradicional ha sido limitarlas. Investigaciones más recientes sugieren que el contexto importa: las grasas saturadas de lácteos enteros o aceite de coco virgen pueden no ser tan perjudiciales como las de las carnes procesadas.
    • La recomendación actual: No es necesario eliminarlas, pero sí consumirlas con moderación y priorizar las grasas insaturadas.

El veredicto de la ciencia es un llamado a la moderación y la calidad. En lugar de temer a la grasa del aguacate o de las nueces, deberíamos preocuparnos por los ingredientes ocultos en los alimentos ultraprocesados. La paz ha sido declarada en la guerra contra las grasas; ahora la batalla es por la calidad de nuestra alimentación.

Paco Marín
Paco Marín
Paco Marín es un periodista egresado en Comunicación y Periodismo por la Universidad Latinoamericana. Su experiencia abarca una amplia gama de temas críticos como salud, política, medio ambiente, infraestructura y educación, lo que le confiere un conocimiento diverso y una perspectiva integral en sus contribuciones. Su formación académica y experiencia práctica fortalecen la fiabilidad y experticia del contenido que genera.
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