Cuando suben las temperaturas, no solo cambia la forma en que vestimos o dormimos: también es fundamental adaptar nuestra alimentación al calor. El cuerpo necesita mantenerse hidratado, fresco y con energía, por lo que elegir los alimentos adecuados puede marcar una gran diferencia en nuestro bienestar diario.
Aquí te presentamos qué comer cuando hace calor para mantener una nutrición equilibrada, evitar el agotamiento y sentirte liviano sin pasar hambre.
Frutas frescas: hidratación natural y energía rápida
Las frutas son tus grandes aliadas en el calor. No solo están cargadas de agua, fibra y antioxidantes, sino que también aportan energía en forma de azúcares naturales. Las mejores opciones para el clima cálido son:
- Sandía: compuesta en un 90% por agua, es refrescante y saciante.
- Melón: ligero y diurético, ayuda a eliminar toxinas.
- Piña: rica en bromelina, facilita la digestión y es muy hidratante.
- Papaya: además de agua, aporta vitamina C y enzimas digestivas.
- Mango: una excelente fuente de betacarotenos y energía.
Lo ideal es comerlas frescas, en smoothies o como parte de ensaladas tropicales.
Verduras crudas o ligeramente cocidas: frescura y fibra
En días calurosos, tu cuerpo agradecerá platos más ligeros y frescos. Las verduras crudas conservan mejor sus nutrientes y son perfectas en ensaladas, wraps o jugos verdes. Algunas excelentes opciones:
- Pepino: contiene más del 95% de agua, ideal para ensaladas o infusiones.
- Apio: refrescante, diurético y muy bajo en calorías.
- Tomate: rico en licopeno, antioxidantes y agua.
- Zanahoria rallada: añade fibra y dulzor natural a tus platos.
- Hojas verdes (espinaca, lechuga, rúcula): ligeras y nutritivas.
Si prefieres cocidas, opta por preparaciones al vapor o salteadas por pocos minutos para evitar platos pesados.
Alimentos ligeros y frescos con proteína
No necesitas abandonar las proteínas en verano, pero sí puedes optar por fuentes más livianas y fáciles de digerir. Algunas recomendaciones:
- Pescado blanco o atún fresco: cocidos al vapor, a la plancha o en ceviche.
- Huevos cocidos: una opción rápida, económica y versátil.
- Yogur natural o griego sin azúcar: aporta probióticos y proteína.
- Legumbres germinadas o en ensaladas frías: lentejas, garbanzos o edamames cocidos y refrigerados.
Evita las carnes rojas muy grasas y preparaciones fritas que pueden dificultar la digestión con altas temperaturas.
Snacks y bebidas que refrescan sin ultraprocesados
En vez de recurrir a helados comerciales, refrescos azucarados o papas fritas, prueba opciones más saludables, saciantes y refrescantes:
- Paletas caseras de fruta natural y yogur.
- Smoothies verdes con pepino, piña, espinaca y jengibre.
- Agua con frutas (infusiones en frío) con limón, naranja, fresas o menta.
- Chía con leche vegetal y fruta: un snack frío lleno de fibra y omega-3.
- Gazpacho o sopas frías de vegetales licuados, como pepino con aguacate.
Estas alternativas no solo ayudan a controlar la temperatura corporal, sino que nutren sin agregar calorías vacías.
Qué evitar cuando hace calor
Algunos alimentos y bebidas pueden aumentar la sensación de fatiga, deshidratación o malestar durante días calurosos:
- Comidas muy saladas: favorecen la retención de líquidos.
- Carnes muy grasosas o fritas: generan digestiones pesadas.
- Azúcar en exceso: da energía rápida, pero provoca bajones posteriores.
- Alcohol y café en exceso: ambos son diuréticos y pueden deshidratarte.
- Snacks ultraprocesados: bajos en nutrientes y altos en sodio y grasas.
Comer fresco también puede ser sabroso y nutritivo
Cuando hace calor, comer no debe ser una tortura ni una excusa para llenar el cuerpo de productos procesados. Al elegir alimentos frescos, naturales y ricos en agua, puedes cuidar tu salud, mantenerte enérgico y hasta sentirte más liviano.
Las frutas tropicales, los vegetales crudos, los batidos y snacks fríos son mucho más que un gusto: son herramientas para atravesar el calor con nutrición e inteligencia. La clave está en adaptar tu cocina y escuchar lo que tu cuerpo necesita.


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