Calentar la tortilla directamente al fuego provoca combustión incompleta, liberando hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) y otras sustancias potencialmente cancerígenas. Este proceso es similar al que ocurre al quemar carne o carbón, y se intensifica en las zonas carbonizadas de la tortilla.
El contacto directo con la llama puede generar carbonización, aumentando la presencia de compuestos dañinos que, consumidos de manera frecuente, se acumulan en el cuerpo y afectan la salud.
Riesgos para la salud y alternativas seguras
Entre los posibles daños asociados se encuentran:
- Irritación del sistema digestivo.
- Incremento de radicales libres, ligados a enfermedades crónicas.
- Mayor riesgo de quemaduras al manipular las tortillas sobre la flama.
Para disfrutar de tortillas calientes sin comprometer la salud, los expertos recomiendan:
- Comal de hierro, barro o antiadherente, que distribuye el calor de manera uniforme.
- Sartén a fuego medio, evitando que se quemen.
- Hornilla eléctrica o comal eléctrico, que calientan sin contacto directo con la llama.
Con estos cambios simples, es posible mantener el sabor y la tradición de la tortilla mexicana, protegiendo la salud y evitando la exposición a sustancias nocivas.


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