Inflación en México cerró la primera quincena de diciembre con una señal positiva para los hogares y los mercados financieros. Inflación anual se ubicó en 3.72%, una cifra menor a lo previsto por analistas y por debajo del registro de finales de noviembre, lo que refuerza la idea de que las presiones sobre los precios comienzan a ceder tras varios años de alta volatilidad económica.

Este comportamiento ha sido interpretado como un “regalo navideño” para los consumidores, al ofrecer un respiro en el costo de vida, especialmente en alimentos frescos y algunos energéticos, justo en una de las temporadas de mayor gasto para las familias mexicanas.
Inflación por debajo de lo esperado por analistas
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, la inflación anual registrada en la primera quincena de diciembre quedó por debajo de la mediana de 3.88% estimada por especialistas encuestados por Bloomberg. Además, se ubicó claramente por debajo del 3.99% observado a finales de noviembre, confirmando una tendencia de desaceleración gradual.
Este dato fortalece la lectura de que la economía mexicana no enfrenta presiones generalizadas de precios, un punto que ha sido reiterado por autoridades monetarias en semanas recientes.
Inflación subyacente también muestra señales de alivio
Un elemento clave del reporte fue el comportamiento de la inflación subyacente, indicador que excluye productos con alta volatilidad como alimentos frescos y energéticos. Esta se ubicó en 4.34%, por debajo del 4.54% previo, acercándose poco a poco al rango objetivo del Banco de México.
La reducción en la inflación subyacente es especialmente relevante porque refleja un ajuste más estructural en la economía, y no solo un efecto temporal por variaciones estacionales.
Banxico respalda su decisión de recortar tasas
La desaceleración de la inflación respalda la decisión reciente del Banco de México (Banxico) de recortar su tasa de referencia a 7%, medida adoptada la semana pasada. Todos los economistas consultados anticipaban este movimiento, aunque dentro de la Junta de Gobierno persistieron posturas cautelosas.
Jonathan Heath, el único miembro que votó por mantener la tasa, ha advertido que la meta de alcanzar una inflación del 3% en 2026 podría no ser realista, lo que —según su postura— representa un riesgo para la credibilidad del banco central.
Qué factores explican la desaceleración de la inflación
Entre los principales elementos que contribuyeron a la baja en la inflación, destaca la caída de 5.66% en los precios de frutas y verduras, un rubro clave en la canasta básica. Productos como tomate, chile serrano, calabaza, huevo, pollo y papaya mostraron reducciones que ayudaron a moderar el índice general.
Por su parte, los productos energéticos registraron un aumento marginal de apenas 0.28%, lo que limitó presiones adicionales. En contraste, los productos pecuarios subieron 6.36%, mostrando que algunos segmentos aún enfrentan tensiones de costos.
Productos y servicios que presionaron al alza
Aunque el balance fue positivo, no todos los precios bajaron. Sectores como el transporte aéreo, el azúcar, el tomate verde y los servicios de paquetes turísticos registraron incrementos, reflejando el impacto de la temporada vacacional y la alta demanda de fin de año.
Estos aumentos, sin embargo, no fueron suficientes para contrarrestar la caída observada en otros productos de consumo cotidiano.
Perspectivas para 2026 y el rumbo de la inflación
Victoria Rodríguez Ceja, gobernadora de Banxico, afirmó recientemente que la economía mexicana no enfrenta presiones inflacionarias generalizadas y que el balance de riesgos es menor al observado entre 2021 y 2024. Una economía con menor dinamismo y la apreciación del peso podrían contribuir a mantener la inflación bajo control durante 2026.
La mayoría de los analistas prevé que Banxico haga una pausa en febrero de 2026 y posteriormente retome los recortes de tasas de forma más gradual, siempre que la inflación continúe mostrando señales claras de moderación.

La desaceleración de la inflación a 3.72% en diciembre representa una noticia alentadora para los consumidores y para la estabilidad macroeconómica del país. Aunque persisten retos en algunos sectores, el panorama sugiere un cierre de año con menor presión sobre los precios y un inicio de 2026 con mejores expectativas para el poder adquisitivo y la política monetaria.


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