Desde el momento en que nacemos, traemos una “maleta” simbólica llena de herramientas que nos acompañan en nuestro recorrido por la vida. Algunas las usamos constantemente; otras, olvidamos que están ahí. Pero, curiosamente, esas herramientas olvidadas suelen ser las que nos rescatan en momentos de crisis.
A veces, nos enfrentamos a desafíos inesperados que nos desgastan física y emocionalmente, como enfermedades, pérdidas o cambios de vida. En esos momentos, nuestra motivación se tambalea, y la vida pierde su brillo. Sin motivación, los objetivos se desdibujan, y sin objetivos, el sentido de la vida parece desvanecerse.
El peso de las pérdidas: una historia de lucha interna
Imagina a una mujer en sus 30 años enfrentando dos noticias devastadoras: un diagnóstico de enfermedad autoinmune y el inicio de una menopausia temprana. Su sueño de formar una familia biológica comienza a desmoronarse, afectando su relación de pareja y su autoestima.
La incomprensión de su pareja y la presión de un futuro incierto intensifican su tristeza. Dos años después, se encuentra atrapada en un ciclo de enojo, culpa y envidia hacia mujeres que parecen tener lo que ella ha perdido. Esto no solo afecta su mente, sino también su cuerpo: insomnio, cansancio y una tristeza cada vez más profunda.
Del dolor al sufrimiento: la guerra interna
El dolor que experimentamos ante una pérdida es natural. Sin embargo, cuando no aceptamos la realidad, ese dolor se transforma en sufrimiento. Este sufrimiento no solo afecta nuestra salud mental, sino que también desencadena una batalla interna que puede volverse devastadora.
Muchas veces, buscamos soluciones rápidas, como medicamentos que alivien los síntomas, pero olvidamos que el verdadero trabajo está dentro de nosotros. La aceptación de nuestra historia, aunque difícil, es el primer paso hacia la sanación.
Anclas emocionales: motivaciones para reconstruirte
En medio de la tormenta, recordar nuestras anclas emocionales —esos motivos que nos impulsan a seguir adelante— puede ser transformador. Estas anclas pueden ser personas, valores o sueños que nos dan propósito.
Algunas estrategias para recuperar la motivación y sanar:
- Reconoce tus emociones: El enojo, la tristeza y la culpa son válidos. Permítete sentirlas sin juzgarte.
- Acepta tu historia: Aceptar no significa rendirse, sino reconocer tu realidad como el punto de partida para construir algo nuevo.
- Busca apoyo: Hablar con personas cercanas o acudir a terapia puede ayudarte a procesar el dolor.
- Encuentra nuevas metas: Redefinir tus objetivos puede abrir caminos inesperados de realización.
- Crea una rutina de autocuidado: Incluye actividades que te brinden calma y energía, como meditación, ejercicio o hobbies creativos.
La importancia de valorar y soltar
Aceptar nuestras pérdidas no implica olvidar lo que deseábamos, sino aprender a soltar aquello que ya no está bajo nuestro control. En esta práctica de aceptación encontramos la verdadera paz.
Recuerda:
- Las guerras más duras no se libran en el exterior, sino dentro de nosotros.
- Cada pequeño paso hacia la aceptación es un acto de valentía y amor propio.
- El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.
Reflexión final: acepta, sana y avanza
En momentos de crisis, nuestra “maleta de viaje” puede parecer vacía, pero siempre hay algo dentro que nos puede ayudar a avanzar. Puede ser el recuerdo de quiénes somos, nuestras motivaciones o las lecciones aprendidas de los desafíos pasados.
Si hoy te encuentras luchando con una pérdida o un cambio difícil, recuerda que no estás sola. Tus emociones son válidas, tu historia importa, y dentro de ti están las herramientas para transformarte y encontrar nuevos motivos para vivir con propósito y alegría.
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