“La sustancia”, dirigida por Coralie Fargeat, no es una película convencional. Es una experiencia cinematográfica que combina horror, crítica social y una actuación desgarradora de Demi Moore. Aquí te contamos por qué esta cinta se ha convertido en un fenómeno y por qué podría llevarse el Oscar a Mejor Actriz.
1. Una feroz crítica a los estándares de belleza
La película comienza mostrando cómo Elisabeth Sparkle, interpretada por Demi Moore, es desechada por la industria del entretenimiento al cumplir 50 años. A través de escenas íntimas y sin diálogo, la cinta explora la relación de Elisabeth con su cuerpo y su imagen, revelando que el verdadero enemigo no es solo Hollywood, sino ella misma.
Una escena clave ocurre cuando Elisabeth, al prepararse para una cita, entra en una crisis nerviosa y destruye su maquillaje. Este momento simboliza su lucha interna y sienta las bases para lo que será un descenso a los infiernos.
2. Reinvención feminista del horror corporal
El horror corporal es un género que Coralie Fargeat lleva a otro nivel. Cuando Elisabeth decide inyectarse la sustancia que le permitirá crear una versión más joven de sí misma, la película se transforma en un viaje grotesco y simbólico.
Escenas como la transformación de Elisabeth en Sue (interpretada por Margaret Qualley) y la aparición del monstruo Elisasue están cargadas de simbolismo. Fargeat utiliza el cuerpo como un lienzo para criticar las expectativas masculinas y la obsesión por la juventud.
3. La actuación de Demi Moore: Un renacimiento
Demi Moore no solo aceptó un papel que la sacó de su zona de confort, sino que entregó una de las mejores actuaciones de su carrera. Moore se sometió a largas jornadas de maquillaje y prostéticos para dar vida a Elisabeth, un personaje que refleja su propia experiencia en Hollywood.
Su interpretación ha sido aclamada por la crítica, y muchos la consideran la favorita para ganar el Oscar a Mejor Actriz. Como dijo el crítico Nicholas Barber: “Moore parodia sin miedo su imagen pública”.
4. Una experiencia inmersiva y perturbadora
Fargeat utiliza la cámara para sumergir al espectador en la experiencia emocional de Elisabeth. Escenas como el almuerzo con Harvey (Dennis Quaid) o la presentación de Sue en el programa de aeróbicos son ejemplos de cómo la directora combina lo visual y lo sonoro para crear incomodidad y crítica.
Estas secuencias no solo avanzan la trama, sino que también invitan a reflexionar sobre la mirada masculina y la objetivación de las mujeres en la industria del entretenimiento.
5. Efectos prácticos que desafían lo digital
A diferencia de muchas películas modernas, “La sustancia” optó por efectos prácticos en lugar de digitales. Desde la creación de muñecos hiperrealistas hasta el uso de 21,000 litros de sangre falsa, el equipo de efectos especiales logró una autenticidad que refuerza el mensaje de la película.
Fargeat defendió esta decisión, argumentando que una película sobre el cuerpo debía ser tangible. El resultado es un impacto visual que ha dejado a muchos espectadores sin aliento.
Una película que no deja indiferente
“La sustancia” es más que una película de horror; es una crítica mordaz a los estándares de belleza, una reinvención del género y un vehículo para el renacimiento de Demi Moore. Con su estilo audaz y su mensaje relevante, esta cinta ha logrado lo que pocas: provocar, incomodar y, sobre todo, hacer pensar.
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