En muchas ocasiones, cuando se habla de la muerte, uno de los mitos más comunes que suele surgir es que las uñas y el cabello continúan creciendo después de que una persona fallece. Esta idea, que puede parecer aterradora y misteriosa, ha sido perpetuada por generaciones y ha generado gran curiosidad. Sin embargo, como ocurre con muchos mitos relacionados con el cuerpo humano, la realidad es muy diferente de lo que muchas personas creen. En este artículo, te explicaremos la verdad detrás de este mito y cómo la ciencia lo desmiente.
¿Por qué se cree que el cabello y las uñas siguen creciendo después de la muerte?
Este mito sobre el crecimiento del cabello y las uñas tiene su origen en un fenómeno que, aunque aparentemente inexplicable, tiene una explicación lógica. La creencia de que las uñas y el cabello crecen después de la muerte está vinculada a la apariencia del cuerpo en las primeras horas o días tras el fallecimiento. A medida que el cuerpo se deshidrata, la piel comienza a retraerse, lo que provoca que las uñas y el cabello parezcan más largos de lo que realmente son.
Este efecto visual puede ser aún más notable cuando el cuerpo es preparado para el funeral, ya que los encargados de las funerarias suelen humectar las puntas de los dedos para evitar que la piel se retraiga demasiado. Esto puede dar la impresión de que las uñas han crecido, cuando en realidad se trata simplemente de un cambio en la apariencia de la piel circundante.
La ciencia detrás del mito: ¿por qué no crecen las uñas ni el cabello?
Para entender por qué las uñas y el cabello no siguen creciendo después de la muerte, es fundamental conocer cómo funciona el proceso de crecimiento celular en el cuerpo humano. El crecimiento tanto de las uñas como del cabello depende de un proceso celular activo que requiere oxígeno y glucosa.
Cuando una persona muere, el corazón deja de latir, lo que provoca que la circulación sanguínea se detenga. Esto significa que las células del cuerpo, incluida la de las matrices de las uñas y el cabello, dejan de recibir el oxígeno y la glucosa que necesitan para su funcionamiento y crecimiento. En otras palabras, sin oxígeno ni glucosa, el crecimiento celular se detiene por completo.
El caso de las uñas
Las uñas crecen a una tasa promedio de 0,1 milímetro por día, un proceso que depende de la producción de nuevas células en la matriz ungueal. Sin embargo, una vez que el suministro de glucosa se interrumpe tras la muerte, este proceso se detiene. Así que, aunque las uñas no crezcan después de la muerte, la deshidratación y la retracción de la piel pueden hacer que parezcan más largas.
El caso del cabello
Lo mismo ocurre con el cabello. Cada hebra de cabello crece gracias a las células de los folículos capilares, que se dividen rápidamente para generar nuevas hebras. Pero este proceso también depende de la disponibilidad de energía, que proviene de la glucosa y el oxígeno. Cuando estos recursos ya no están disponibles, el crecimiento del cabello cesa de inmediato. Al igual que con las uñas, el cabello puede parecer más largo debido a la retracción de la piel en el cuero cabelludo.
La ilusión óptica y la preparación funeraria
El mito de que las uñas y el cabello siguen creciendo se ve reforzado por los cambios físicos que ocurren en el cuerpo después de la muerte. La piel, al perder agua y elasticidad, tiende a contraerse. Esto es especialmente evidente en las puntas de los dedos, que pueden hacer que las uñas se vean más largas. En el caso del cabello, la retracción de la piel del cuero cabelludo puede hacer que el cabello sobresalga más, creando la ilusión de que ha crecido.
Además, las personas encargadas de la preparación del cuerpo en las funerarias pueden aplicar productos humectantes para contrarrestar la deshidratación de la piel, lo que también puede influir en la apariencia del cabello y las uñas.
Desmitificando el crecimiento de las uñas y el cabello tras la muerte
En resumen, la creencia de que las uñas y el cabello continúan creciendo después de la muerte es un mito ampliamente extendido, pero totalmente falso. El crecimiento de estos depende de procesos celulares que requieren oxígeno y glucosa, los cuales cesan inmediatamente después del fallecimiento. Lo que realmente sucede es que la deshidratación y la retracción de la piel hacen que las uñas y el cabello parezcan más largos, creando una ilusión óptica que ha alimentado esta leyenda.
Si bien es comprensible que este fenómeno sea inquietante para algunos, la ciencia nos ofrece una explicación lógica y convincente que ayuda a disipar el misterio detrás de esta creencia.
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