Con diligencia, separas tus botellas de PET, envases de yogur y recipientes de plástico, sintiendo que cumples con tu parte. Es un acto fundamental, pero la creencia de que el reciclaje es una solución mágica y circular es uno de los mitos más peligrosos para el medio ambiente. La verdad es que el sistema de reciclaje está roto, especialmente para el plástico.
Como activista pragmático, mi deber no es desanimarte, sino darte las herramientas para que tu esfuerzo tenga un impacto real. Y para eso, debemos entender qué sucede después de que el camión de la basura se lleva tus residuos separados. La realidad, según datos de la ONU y estudios nacionales, es que a nivel mundial, menos del 10% de todo el plástico jamás producido ha sido reciclado.
La Trampa de los Triángulos: No Todos los Plásticos son Iguales
Ese pequeño triángulo con un número en el fondo de los envases (el Código de Identificación de Resina) no siempre significa «reciclable». Es simplemente una etiqueta que indica el tipo de polímero. En la práctica, en México y en gran parte del mundo, solo dos de ellos tienen un mercado de reciclaje robusto y rentable:
- #1 (PET): Botellas de refresco, agua, aceite. Es el rey del reciclaje.
- #2 (HDPE): Envases de leche, shampoo, productos de limpieza. También tiene buenas tasas de reciclaje.
¿Qué pasa con los demás?
Los plásticos #3 (PVC), #4 (LDPE), #5 (PP), #6 (PS) y #7 (Otros) —que incluyen desde empaques de comida hasta juguetes y envases de yogur— tienen tasas de reciclaje bajísimas. Son difíciles de limpiar, caros de procesar y a menudo no hay quien los compre. En el mejor de los casos, terminan incinerados; en el peor, en un vertedero o en el océano.
El «Downcycling»: Perdiendo Calidad en Cada Ciclo
Otro factor crucial es que el plástico no se recicla infinitamente como el vidrio o el aluminio. Cada vez que se procesa, pierde calidad y sus cadenas de polímeros se acortan. Este proceso se llama downcycling. Una botella de PET de alta calidad no se convierte en otra botella idéntica, sino en fibra para alfombras, relleno para chamarras o madera plástica. Después de uno o dos ciclos, su destino final es el vertedero.
La Jerarquía de Residuos: Tu Verdadero Poder
Saber esto no es para que dejes de separar el PET y el HDPE. ¡Sigue haciéndolo! Pero sí es para que entiendas que la solución real está en los peldaños superiores de la jerarquía de residuos:
- Rechazar: El paso más poderoso. Rechaza el plástico que no necesitas. ¿Popotes? No, gracias. ¿Fruta en empaque de unicel? Busca la que viene suelta.
- Reducir: Compra a granel, elige productos con menos empaque, lleva tus propios recipientes. Reduce la cantidad de plástico que entra en tu casa.
- Reutilizar: Dale una segunda vida a los envases. Un frasco de vidrio puede ser un recipiente para guardar sobras por años. Una botella de PET puede ser un semillero.
- Reciclar: Es el último recurso, no el primero. Es lo que hacemos con los residuos que no pudimos rechazar, reducir o reutilizar.
El reciclaje es una industria, y mientras sigamos consumiendo plástico sin medida, la producción de plástico virgen (que a menudo es más barato) no se detendrá. Tu verdadero poder como consumidor no está en el bote de separación, sino en el carrito del supermercado.


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