Un museo que tardó más de 20 años en construirse
El Gran Museo Egipcio (GEM), ubicado junto a las pirámides de Giza, está considerado como el museo más grande del mundo dedicado a una sola civilización. Con una extensión de 500,000 metros cuadrados, más del doble del Museo del Louvre, su construcción tomó más de dos décadas debido a retos arquitectónicos, políticos y financieros.
Diseñado por el despacho irlandés Heneghan Peng Architects, con el apoyo de las firmas de ingeniería Arup, Buro Happold y ACE Moharram & Bakhoum, el recinto fue pensado para albergar parte de los objetos arqueológicos más pesados del planeta, incluyendo esculturas de hasta 80 toneladas.
¿Cómo se construye un museo capaz de sostener faraones de piedra?
Un edificio que no descansa sobre el suelo
A diferencia de un museo tradicional, gran parte de las salas del GEM no están construidas directamente sobre el terreno natural del desierto, sino sobre un sistema de entrepisos estructurales suspendidos. Esto evita que el peso de las piezas —algunas superiores a 20 o 30 toneladas— ejerza presión directa sobre la arena.
La American Society of Civil Engineers (ASCE) detalla que el edificio funciona con dos niveles de carga estructural:
- Un nivel inferior que soporta el peso global del museo mediante enormes pórticos de concreto armado.
- Un nivel superior que distribuye el peso puntual de cada artefacto.
Entre ambos niveles existe un vacío técnico por donde circulan sistemas eléctricos, aire acondicionado y refuerzos estructurales. Tras analizar más de 800 piezas arqueológicas pesadas, solo diez requirieron refuerzos especiales antes de su instalación.
La prueba definitiva: mover a Ramsés II
En 2006, el gobierno egipcio trasladó la estatua de Ramsés II, de 83 toneladas, desde el centro de El Cairo hasta el nuevo museo. Para lograrlo, fue necesario diseñar un camión especial capaz de absorber vibraciones y soportar el peso durante todo el recorrido. Su instalación definitiva ocurrió en 2018, al concluir la cubierta principal del museo.
Un museo construido dentro del desierto
El GEM no solo desafía el peso, sino también su ubicación. El edificio fue incrustado en la arena, sostenido por un muro de contención de 35 metros de alto y 500 metros de largo, conocido como Menkaure Retaining Wall. Este muro estabiliza millones de metros cúbicos de tierra y además sirve como base para un túnel de 200 metros que conecta el museo con su centro de conservación subterráneo, de 16,000 metros cuadrados.
Desde lejos, el museo parece una prolongación de la meseta de Giza: su techo está a la altura del desierto y sus líneas se mimetizan con el paisaje.

Un diseño alineado con las pirámides
El GEM fue trazado como una pieza arquitectónica y astronómica. Sus muros norte y sur están alineados con las pirámides de Keops y Micerino, y cada galería apunta visualmente hacia estos monumentos. La intención es que el museo no solo resguarde la historia, sino que dialogue con ella.
Un nuevo hito cultural para el siglo XXI
Tras años de retrasos y una inversión superior a los 1,000 millones de dólares, el Gran Museo Egipcio se perfila como el mayor centro de exhibición de piezas del Antiguo Egipto, incluidas todas las reliquias de Tutankamón, mostradas por primera vez en una sola sede.
Además de su función de museo, el recinto incluye auditorios, talleres de restauración, laboratorios arqueológicos, jardines y áreas educativas, consolidándose como un nuevo polo cultural, turístico y científico.


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