Si antes de dormir revisas redes sociales, ves series o juegas en tu celular, podrías estar cayendo en una conducta conocida como “vamping”, la cual, según la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), representa un riesgo real para la salud física, mental y emocional.
¿Qué es el “vamping”?
El término “vamping” proviene de la palabra vampiro y describe el hábito de permanecer despierto hasta altas horas de la noche usando dispositivos electrónicos, como teléfonos, tabletas, computadoras o consolas de videojuegos.
Aunque puede parecer inofensivo, este comportamiento altera los ciclos naturales del sueño, impidiendo un descanso adecuado y afectando la concentración, el estado de ánimo y el rendimiento diario.
Principales riesgos del “vamping”
De acuerdo con la SSPC y especialistas en salud digital, las consecuencias del vamping van mucho más allá del cansancio:
- Alteración del sueño: reducción de la calidad y cantidad de descanso.
- Fatiga crónica: dificultad para concentrarse y bajo rendimiento académico o laboral.
- Problemas de salud mental: incremento de la ansiedad, depresión e irritabilidad.
- Desórdenes alimenticios: cambios negativos en los hábitos de alimentación.
- Mayor exposición a riesgos digitales: incremento del ciberacoso, fraudes o contacto con desconocidos.
Los expertos advierten que el uso nocturno excesivo de pantallas puede afectar el desarrollo neurológico y emocional, especialmente en niños y adolescentes.
Recomendaciones para evitar el “vamping”
La SSPC recomienda adoptar hábitos saludables de desconexión digital como:
- Establecer horarios definidos para el uso de dispositivos.
- Apagar pantallas entre 30 y 60 minutos antes de dormir.
- Mantener una rutina de sueño constante, incluso los fines de semana.
- Sustituir el celular por actividades relajantes como leer o escuchar música suave.
- Supervisar el uso de dispositivos en menores mediante controles parentales.
- Fomentar momentos familiares sin tecnología, como las comidas o las noches.
- Consultar a un especialista si hay síntomas de insomnio, irritabilidad o ansiedad.
Y es que, más allá de la salud, el vamping tiene repercusiones económicas y de productividad. Personas con fatiga o falta de concentración tienden a rendir menos, cometer más errores y presentar ausentismo.
En el ámbito escolar, el cansancio acumulado se traduce en bajo rendimiento académico y dificultades de aprendizaje, según especialistas en sueño y psicología educativa.


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