Por norma general, los seres humanos están acostumbrados a seguir unos patrones en el día a día, en los cuales las primeras horas están dedicadas al trabajo, la responsabilidad y las actividades laborales; y el ocio, descanso y la diversión siempre llegan por la tarde o en las últimas horas del día. Pero, no siempre es así, con el paso del tiempo, los turnos de trabajo de tarde se han ido incrementando y cada vez son más las personas que se enfrentan a una especie de rutina inversa a la que siempre han estado acostumbrados.
Como todo en la vida, no hay ningún patrón mejor que otro, simplemente requiere un nivel de adaptación y sobre todo de esfuerzo físico y mental para invertir las tareas de por la tarde a por la mañana. Es una especie de cambio de visión, donde ahora por la mañana se descansa, se hacen las tareas del hogar y se va al gimnasio o a cualquier actividad física que se suela practicar. Se come y se prepara el cuerpo para la jornada laboral. Simplemente, un cambio de perspectiva.
También es un buen momento para disfrutar del entretenimiento con la mente despejada, algo más sencillo que durante las últimas horas del día, donde la mente está más cansada. Disfrutar de los juegos de un casino o de una serie es una buena opción para empezar el día con buen pie.
Pero, como todo en la vida, igual que cuando se empieza a practicar un deporte nuevo, o XXX, los cambios asustan, sobre todo, al cerebro, que lleva muchos años cómodo en un patrón en el que ha crecido.
¿Qué diferencia hay entre la mañana y la tarde?
A priori, únicamente las horas de sol. Y en época de primavera y verano, ni eso, porque las horas óptimas son las mismas en ambas franjas horarias. Por costumbre, desde que el ser humano llega al mundo y desde que empieza a ir a la guardería o al colegio, lo normal es despertarse, desayunar e ir a esas tareas. Volver a casa, comer, descansar y empezar con el resto de tareas del hogar, el deporte y los quehaceres personales de cada uno. Entonces, aquí viene el debate, en sí las horas de por la mañana no tienen el mismo valor que las de la tarde. Un grave error.
Por supuesto, el día se puede aprovechar al mismo nivel, simplemente hay que establecer un patrón que te permita dividir esas ocho horas óptimas de ocio y descanso antes de empezar tu jornada laboral. Acostumbrar a tu cerebro y a tu cuerpo a un nuevo horario es tan viable como vencer la pereza a hacer deporte cada día.
Los principales errores de una mañana libre
No hay alarmas ni despertador
No hay ningún tipo de duda de que el despertador es el mayor aliado y el peor enemigo en el día a día. Sin la alarma del teléfono móvil o del despertador analógico no podría vivir la sociedad y siempre llegaría tarde a cualquier sitio; pero es cierto, que para muchas personas es una pesadilla cuando empieza a sonar.
El mayor error cuando el turno laboral empieza por la tarde es procrastinar la hora de despertarse, pensando que hay que descansar porque la tarde va a ser larga y complicada. Al igual que nuestro cuerpo está acostumbrado a despertarse a las seis de la mañana cuando el colegio, la universidad o el trabajo empieza a las ocho; los expertos en salud física y mental recomiendan establecer una hora aproximada para despertarse, independientemente de que no haya ninguna tarea por hacer ese día.
Por supuesto, esto varía según el horario de cada persona y de las necesidades que tenga cada uno. Pero, durmiendo ocho horas, el cuerpo humano, sobre todo, las personas adultas, tienen más que horas de sueño suficientes para hacer frente al día. El mayor error es convertir cada día en un sábado o domingo donde no hay responsabilidades ni alarmas.
La hora de irse a dormir
Según un estudio científico, la mejor hora para irse a dormir es sobre las 23.00 o las 00.00 de la noche. Por supuesto, un horario adaptable a las necesidades y circunstancias de cada persona. Pero, teniendo en cuenta que es la hora más óptima para desconectar el cerebro y entrar en modo descanso. Lo ideal, es que, en la medida de lo posible, la hora de irse a dormir no supere las 00.00. Es decir, no hacer de un lunes, un viernes, donde no hay límite de hora.
Tips para optimizar las mañanas
Para muchos puede sonar exagerado o cuadriculado. Pero, sin duda, en base a las recomendaciones de científicos y expertos, lo ideal es crear una especie de horario matutino, donde ordenar las tareas que se pretenden conseguir cada mañana. Así, hay tiempo para disfrutar del desayuno, ir al gimnasio, a la clase de pilates, de pádel, de yoga, de fútbol, a natación; o incluso, hacer la compra, ordenar la casa y cocinar para el día siguiente.
Tu mañana define tu día: rutina ideal
Es un viejo mito, pero es cierto, porque en función de cómo organices la mañana y con qué actitud se empiece el día, el cerebro entiende la energía de la que dispone para el resto de actividades y tareas. Lo recomendable es despertarse a una hora medianamente temprano, sin madrugar en exceso, sobre las 8.30horas y dedicar los primeros treinta minutos del día en lavarse la cara, preparar un desayuno rico y empezar a conectar con el día, alejando el cerebro de cualquier estímulo visual como son las pantallas o la televisión.
Inmediatamente después, es el momento perfecto para sacar la ropa de deporte e ir al gimnasio, salir a correr o practicar tu deporte favorito durante una hora. Una vez completado esto, el cuerpo está despierto y con actitud positiva para el resto del día.
El tiempo empieza a consumirse, pero realmente apenas son más de las 11 de la mañana. Ahora solo toca preparar la comida o la cena, recoger la casa, ir a comprar, limpiar, darse una ducha tranquila y prepararse mentalmente para la tarde de trabajo o de estudio. Simplemente se trata de acostumbrar a tu mente a un nuevo horario, donde la mañana es la parte más productiva del día.


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