En plena tarde del lunes 2 de junio, la tranquilidad del fraccionamiento Burgos, una de las zonas residenciales más exclusivas de Morelos, fue violentamente interrumpida. Un ataque armado dejó como saldo dos muertos y dos heridos de gravedad. Entre las víctimas fatales se encontraba Luis Pineda, alias “El Wicho”, identificado por autoridades como presunto líder regional de La Familia Michoacana.
Los hechos ocurrieron a las 13:23 horas, en la glorieta conocida como “Los Cantarros”, un punto central dentro de esta comunidad cerrada ubicada a solo 13 kilómetros de Cuernavaca. Los atacantes, armados con fusiles de asalto, interceptaron a las víctimas cuando circulaban en dos vehículos de lujo: un Volkswagen Beetle rojo y un Corvette blanco.
Testigos describen escenas de pánico. El Beetle recibió al menos siete impactos de bala en el parabrisas, mientras los residentes se resguardaban en sus hogares ante el estruendo de las detonaciones. En el lugar se contabilizaron hasta 26 casquillos percutidos, un número que revela la contundencia del ataque.
¿Quién era “El Wicho”? El rostro de La Familia Michoacana en Morelos
Luis Pineda no era un nombre desconocido para las autoridades. Conocido como “El Wicho”, estaba señalado por múltiples delitos: extorsión, secuestro, robo con violencia y portación de armas de uso exclusivo del Ejército. Fuentes de la Fiscalía General del Estado (FGE) confirmaron su identidad y ya se abrió una carpeta de investigación por homicidio doloso.
La relevancia de Pineda radicaba en su papel como operador clave en el corredor delictivo Morelos-Michoacán. Según informes de inteligencia, mantenía nexos con células de La Familia Michoacana responsables de cobrar piso, distribuir droga y controlar rutas de trasiego en la zona metropolitana de Cuernavaca.
Una ejecución con mensaje: pugnas criminales al alza en Morelos
El asesinato de “El Wicho” no es un hecho aislado. Se enmarca en una escalada de violencia entre grupos criminales que disputan el control territorial en Morelos. El pasado 27 de mayo, Geovany “N”, otro presunto generador de violencia, fue asesinado en el centro de Cuernavaca. Ambas ejecuciones, según fuentes policiales, apuntan a una guerra interna por el liderazgo en la región.
La Secretaría de Seguridad Pública estatal ha reconocido que al menos nueve células del crimen organizado operan en Morelos, entre ellas La Familia Michoacana y Los Mayas. Estas organizaciones mantienen una disputa permanente por actividades ilícitas, como el cobro de piso, narcomenudeo y secuestro.
Seguridad fracturada: entre pactos, omisiones y destituciones
La violencia también ha puesto bajo la lupa a las autoridades locales. En abril pasado, el entonces director de Seguridad Pública de Temixco, Christian Contreras Luna, fue cesado por no aprobar los exámenes de control y confianza. Contreras denunció públicamente que el alcalde Israel Piña Labra, electo por el PRI-PAN-PRD, le habría exigido negociar con grupos delictivos, algo que él se negó a hacer.
El ataque a “El Wicho” ocurrió a escasos metros de un módulo de seguridad municipal, lo que ha generado cuestionamientos sobre la efectividad de las medidas de vigilancia en zonas de alta plusvalía.
La Familia Michoacana: raíces en Tierra Caliente, ecos en el centro
Originalmente asentada en Michoacán, La Familia Michoacana ha extendido sus tentáculos hacia Guerrero, el Estado de México y Morelos. A pesar de la fragmentación que sufrió el grupo en la última década, sus remanentes siguen operando con violencia y disputando territorios con otras organizaciones como el Cártel Jalisco Nueva Generación.
Un informe de Insight Crime advierte que los cabecillas actuales mantienen alianzas volátiles, cambiantes y basadas en el control de mercados locales. La ejecución de “El Wicho” podría desatar una nueva ola de violencia si se confirma que su muerte forma parte de una limpia interna o una agresión directa de un grupo rival.
Reacciones, redes y un Morelos que ya no es refugio
La noticia del asesinato de “El Wicho” generó una fuerte oleada de comentarios en redes sociales. Muchos usuarios manifestaron su preocupación por el deterioro de la seguridad incluso en fraccionamientos considerados de élite. Otros criticaron la aparente omisión de las autoridades estatales y federales, exigiendo una intervención más contundente ante el avance del crimen organizado.
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