El Tren Interoceánico volvió a escucharse en los pueblos del Istmo como no ocurría desde hace más de tres décadas. Para muchos, el sonido del convoy que avanzó desde Tonalá hasta Ixtepec no solo fue el anuncio de una inauguración: fue la recuperación de un recuerdo colectivo que parecía perdido en el polvo de los rieles. Ayer, ese tren regresó con la presidenta Claudia Sheinbaum a bordo, en un tramo que marca el inicio de un proyecto destinado a transformar el sur del país.
El ambiente era de fiesta. Familias completas se reunieron en los andenes, vendedores improvisados ofrecían agua fresca mientras los niños intentaban asomarse entre los adultos para captar un vistazo del tren. El regreso de la Línea K, ahora bajo la administración de la Marina, representó mucho más que un acto de gobierno; fue un momento en que la memoria, el progreso y la identidad regional se entrelazaron.
Un viaje simbólico hacia el corazón del Istmo
El recorrido del Tren Interoceánico inició en Tonalá, donde la presidenta develó la placa que oficializa el renacer de la ruta. A las 4:18 de la tarde, el convoy partió rumbo a un trayecto que por años estuvo abandonado. Atravesó paisajes de Chiapas y Oaxaca, con paradas en Arriaga, Chahuites y Juchitán, lugares donde la emoción era evidente.
En cada estación, el tren parecía despertar historias guardadas. En Chahuites, una mujer levantó un cartel rosa que daba la bienvenida a Sheinbaum mientras recordaba los viajes de infancia con su abuela rumbo a Salina Cruz. Esos recuerdos se mezclaron con la esperanza renovada de que este proyecto traiga desarrollo y oportunidades para las nuevas generaciones.
Juchitán —una de las regiones más políticamente activas de México— concentró multitudes que celebraron, cuestionaron y discutieron. Porque el tren, como todo símbolo poderoso, también es espacio de expresión democrática.
El Tren Interoceánico como motor del Corredor del Istmo
A mitad del viaje, el Tren Interoceánico volvió a convertirse en protagonista del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, uno de los proyectos estratégicos del país. La Línea K, que tendrá más de 400 kilómetros de extensión, conectará Salina Cruz con Ciudad Hidalgo, Chiapas, en la frontera con Guatemala.
Este corredor no es solo una obra de infraestructura: es una apuesta geoestratégica. Con 14 polos de desarrollo, puertos modernos y líneas ferroviarias que unirán el Pacífico con el Atlántico, México se propone competir en el comercio global, aprovechando su posición única entre Asia, Europa y Estados Unidos.
El renacimiento ferroviario del sur incluye también las líneas Z y FA, que hoy ya operan. Una conecta Salina Cruz con Coatzacoalcos; la otra enlaza Veracruz con Pakal-Ná y se articula con el Tren Maya.
El viaje presidencial culminó a las 8:15 pm con la llegada del convoy a Ixtepec, donde decenas de curiosos esperaban para ver, aunque fuera a la distancia, el tren de 350 pasajeros con vagones reconstruidos que conservan un aire vintage.
Desarrollo, salud y liderazgo político en Chiapas
Antes de abordar el tren, Sheinbaum inauguró el Hospital General Regional de Especialidades número 13 del IMSS en Tuxtla Gutiérrez. Allí habló del rumbo del país, del papel del movimiento político que encabeza y del apoyo de diversos sectores sociales. Reconoció que aún hay retos, como el diálogo pendiente con la CNTE, cuyos representantes intentaron entregar un documento durante la visita.
Su mensaje fue claro: mantener el rumbo, no retroceder y consolidar los cambios impulsados en los últimos años.
Un tren que no solo se mueve… también transforma
El regreso del Tren Interoceánico no es solo una obra ferroviaria reinaugurada. Es un puente entre generaciones, un motor económico, un símbolo político y un recordatorio de que el sur del país merece infraestructura digna y moderna. Las imágenes de familias recibiendo el convoy, los recuerdos que despertó en adultos mayores y la emoción de niños que lo vieron por primera vez hablan de un proyecto que trasciende lo técnico.
Así, el Tren Interoceánico se convierte nuevamente en una línea que une caminos, historias y esperanzas. Y en ese viaje —que apenas comienza— el país mira hacia el sur con renovada ambición.


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