La crisis en Perú volvió a colocarse en el centro del debate internacional cuando, al amanecer del lunes, los vecinos del distrito limeño de San Isidro despertaron con un despliegue policial inusual alrededor de la embajada de México. Para quienes transitaban rumbo al trabajo, aquello no era solo una escena más de seguridad: era un recordatorio vivo de una tensión que no deja de escalar.
En el interior de esa residencia diplomática se encuentra Betssy Chávez, la ex primera ministra peruana acusada de rebelión tras el fallido intento de autogolpe del expresidente Pedro Castillo. Desde hace 18 días, Chávez permanece asilada en espera de un salvoconducto que le permita salir del país. Afuera, la presencia policial aumentó sin que las autoridades expliquen claramente por qué. Y así comenzó a reavivarse la crisis Perú que hoy marca la relación bilateral con México.
El cerco policial que desató el desconcierto
Testigos, periodistas y vecinos coincidieron en algo: el cerco policial se reforzó de manera evidente. Más patrullas, más agentes y una vigilancia que, lejos de pasar inadvertida, parecía enviada para enviar un mensaje político.
A la par, un juez peruano ordenó cinco meses de prisión preventiva para Betssy Chávez por presunta rebelión y conspiración. La acusación: participar activamente en el intento de golpe de Estado impulsado por Castillo en diciembre de 2022.
Las autoridades peruanas defendieron la medida como una respuesta judicial normal; sin embargo, el tono político era inevitable. Perú, que ya había roto relaciones diplomáticas con el gobierno de Claudia Sheinbaum, consideró el asilo otorgado por México como una intervención directa en sus asuntos internos. La historia se aceleró y la tensión creció.
Reacciones oficiales en medio de la crisis en Perú
En medio del ruido mediático, el jefe de la policía peruana, Óscar Arriola, decidió aclarar lo que todos temían: no habrá incursión en la embajada mexicana. Aseguró que el derecho de asilo será respetado y que no existe intención de violar la inviolabilidad de un inmueble diplomático.
México, por su parte, confirmó haber recibido garantías formales del gobierno peruano. La Secretaría de Relaciones Exteriores señaló que Lima ratificó que respetará las convenciones de Viena, tanto consulares como diplomáticas, que protegen los espacios oficiales del Estado mexicano.
Sin embargo, México insistió en su demanda central: que se otorgue el salvoconducto para que Betssy Chávez pueda salir del país conforme lo establece la Convención de Caracas de 1954.
A mitad de esta narrativa, la crisis en Perú se intensifica y coloca a ambos gobiernos en un pulso jurídico-político de repercusiones impredecibles.
Una historia que revive heridas y fracturas regionales
Más allá de la figura de Chávez o el caso específico del asilo, el conflicto abre un capítulo más de tensiones latinoamericanas derivadas de crisis políticas internas. La situación de Pedro Castillo, su caída, su intento de disolver el Congreso y las posteriores reacciones judiciales siguen marcando la política peruana.
Betssy Chávez, con 36 años, enfrenta un posible castigo de hasta 25 años de prisión. Para sus simpatizantes, es víctima de persecución política; para sus detractores, una pieza clave de un intento de ruptura constitucional.
Y en medio de todo, México se ha convertido en un actor central, decidido a mantener su tradición histórica de refugio político.
Un conflicto que no se resolverá pronto
La crisis Perú ha escalado de un proceso judicial a un conflicto diplomático que hoy atrapa titulares globales. Con la embajada mexicana rodeada, una ex primera ministra asilada, un salvoconducto pendiente y dos gobiernos en posiciones opuestas, el panorama está lejos de estabilizarse.
Todo indica que el choque entre Lima y Ciudad de México continuará intensificándose: Perú exige la presencia de Chávez ante la justicia; México exige que se respete el derecho internacional del asilo; y en el centro, la figura de una mujer cuyo destino político se ha convertido en símbolo de una fractura continental.
Y mientras las tensiones continúan, la crisis en Perú permanecerá como una de las historias más relevantes de la región.


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