El próximo 20 de enero, Donald Trump asumirá nuevamente la presidencia de los Estados Unidos, y con él regresan las tensiones bilaterales con México. Desde amenazas de aranceles y deportaciones masivas, hasta declaraciones que vinculan al país con el narcotráfico, Trump ha dejado claro que no se contendrá. La presidenta Claudia Sheinbaum enfrenta una de las pruebas más importantes de su naciente administración: demostrar que México tiene las herramientas, estrategias y liderazgo para proteger a sus ciudadanos y su soberanía.
Un discurso desafiante, pero aún por consolidarse
Hasta ahora, las respuestas de Sheinbaum a las declaraciones de Trump han oscilado entre la ironía, el nacionalismo y la diplomacia. Aunque ha ganado puntos frente a figuras como el ex primer ministro canadiense Justin Trudeau, cuya renuncia fue atribuida al desgaste político frente a Trump, algunos críticos opinan que las reacciones del gobierno mexicano aún carecen de contundencia y claridad.
Sheinbaum ha adoptado un tono firme: “A México se le respeta”, dijo al dirigirse a los 51 cónsules y al embajador en Washington, Esteban Moctezuma. Sin embargo, aún persiste la duda de si esta postura será suficiente para enfrentar las políticas radicales que Trump pueda implementar.
Los cónsules y embajadores: La primera línea de defensa
En una reunión en Palacio Nacional, Sheinbaum pidió a los diplomáticos mexicanos “estar listos para negociar y buscar acuerdos” ante posibles medidas extremas del próximo gobierno estadounidense. La coordinación entre los cónsules en ciudades clave como Los Ángeles, Chicago y Nueva York será vital para proteger a los migrantes mexicanos, quienes podrían enfrentar deportaciones masivas y restricciones laborales.
El enigma Moctezuma: ¿Es el momento para un cambio?
Una de las decisiones más cuestionadas en el ámbito diplomático es la permanencia de Esteban Moctezuma como embajador en Washington. Aunque cuenta con experiencia en el servicio público, su vínculo con Ricardo Salinas Pliego y la falta de resultados concretos en un contexto tan delicado hacen que su continuidad sea motivo de debate.
¿Debería Sheinbaum nombrar a un nuevo embajador más afín a la coyuntura actual? La falta de una definición clara en este frente podría debilitar la posición de México en un momento crítico.
Los riesgos de la era Trump 2.0
La segunda presidencia de Trump trae consigo amenazas que van más allá de los ataques retóricos. Declarar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, imponer aranceles agresivos o restringir aún más la frontera no son ideas descabelladas en su agenda. Estas medidas afectarían no solo a México como nación, sino también a millones de familias mexicanas que dependen de las remesas y del comercio bilateral.
Sheinbaum ha prometido enfrentar estos retos con un equipo encabezado por Juan Ramón de la Fuente y Marcelo Ebrard, quienes aseguran tener un plan claro. Sin embargo, la verdadera prueba vendrá cuando los amagos de Trump se traduzcan en políticas concretas.
Lecciones del pasado: ¿Qué puede aprender México?
La experiencia del sexenio pasado, marcada por la estrategia de “abrazos, no balazos”, mostró los límites de un enfoque centrado en evitar el conflicto directo con Trump. Ahora, Sheinbaum enfrenta la necesidad de redefinir esa estrategia, apostando por la firmeza y la unidad nacional.
¿Un México preparado?
Con solo 11 días antes de que Trump retome el poder, México está en un punto crucial. La presidenta Sheinbaum tiene una oportunidad histórica para demostrar que el país no solo es capaz de resistir, sino de prosperar frente a uno de los líderes más impredecibles del mundo. Sin embargo, esto requerirá decisiones audaces, liderazgo diplomático y, sobre todo, la unidad de todos los sectores políticos y sociales del país.
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