De la economía de la impropiedad a la dignidad humana
Paul Samuelson, Premio Nobel de Economía, definió a la economía como el estudio de cómo las sociedades usan recursos escasos para generar bienestar. Sin embargo, en México, las políticas neoliberales de los años 80 marcaron un período de desigualdad extrema y falta de movilidad social. Durante décadas, la llamada economía de la impropiedad impuso barreras para que comunidades vulnerables accedieran a bienes esenciales como la tierra o la vivienda.
Hoy, bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum, la Cuarta Transformación busca romper con ese paradigma. En el marco del Segundo Piso de la 4T, su administración está sentando las bases para una economía de la propiedad, donde los derechos, la inclusión y la justicia social son prioritarios.
Reconocimiento de tierras: un paso hacia la inclusión
Un hito para las comunidades rarámuri
Recientemente, en Chihuahua, la restitución de tierras a comunidades rarámuri de la Sierra Tarahumara marcó un precedente histórico. Estas acciones no solo corrigen décadas de injusticia, sino que dinamizan el desarrollo social de comunidades que habían sido sistemáticamente marginadas.
Este cambio no se limita a un acto de justicia; simboliza el tránsito hacia un modelo económico que prioriza el bienestar colectivo sobre el lucro individual. Según la visión de Sheinbaum, otorgar derechos de propiedad y acceso a recursos es una forma de dignificar y fortalecer a las comunidades.
La inclusión como eje del Segundo Piso de la 4T
Primero los pobres: el lema que guía las políticas públicas
Sheinbaum ha enfatizado que ningún proyecto puede considerarse exitoso si no pone primero a las comunidades más vulnerables. Esta filosofía es evidente en iniciativas como:
- Reconocimiento de derechos de propiedad en zonas rurales.
- Políticas que promueven la participación activa de los ciudadanos en el diseño de proyectos sociales.
- Inversión en infraestructura y servicios para mejorar la calidad de vida en comunidades olvidadas.
Más allá de la tierra: libertad y dignidad
El derecho a la propiedad no solo significa posesión de bienes, sino también una ampliación de la libertad social. Esto se traduce en oportunidades reales de movilidad social, acceso a servicios básicos, educación y la posibilidad de participar plenamente en la vida económica del país.
Una nueva era de políticas públicas incluyentes
El cambio hacia una economía de la propiedad no se limita al acceso a tierras. Implica rediseñar las políticas públicas desde un enfoque que priorice la dignidad humana, con estrategias que fortalezcan los derechos colectivos, la seguridad social y el bienestar general.
Claudia Sheinbaum ha dejado claro que su estilo de gobernar se aleja de los intereses individualistas de antaño. Su administración trabaja por un México donde los derechos no sean un privilegio, sino un pilar del desarrollo.
La economía del futuro empieza hoy
El tránsito de una economía de la impropiedad a una de la propiedad es más que un acto administrativo; es un compromiso ético con los más vulnerables. Para la administración de Claudia Sheinbaum, esto significa garantizar que nadie quede atrás, fortaleciendo el tejido social a través de políticas que integren a todos los sectores.
La economía de la propiedad no solo busca repartir recursos, sino construir un México más justo y equitativo, donde la dignidad humana sea el eje rector.
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