La no intervención en Venezuela volvió al centro del debate internacional luego de que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo respondiera a las recientes amenazas del mandatario estadounidense Donald Trump, quien declaró al gobierno de Nicolás Maduro como “organización terrorista extranjera”. Desde Palacio Nacional, la jefa del Ejecutivo mexicano fijó una postura clara: México rechaza cualquier tipo de intervención militar y apuesta por la solución pacífica de los conflictos.
El mensaje no fue improvisado. Sheinbaum abrió su conferencia matutina subrayando que la posición de México está alineada con su Constitución y con una tradición diplomática histórica que prioriza la autodeterminación de los pueblos y el diálogo como vía para resolver controversias internacionales.
Un llamado directo a la ONU
Más allá del contexto político entre Washington y Caracas, Sheinbaum centró su atención en el papel de la Organización de las Naciones Unidas. Criticó que, frente al riesgo de una posible invasión o intervención extranjera, “no se le ha visto” actuar con firmeza.
Para la presidenta, el silencio o la pasividad del organismo internacional puede tener consecuencias graves. Por ello, hizo un llamado explícito a que la ONU asuma su responsabilidad como garante de la paz internacional y actúe para evitar un conflicto armado que derive en un derramamiento de sangre en la región.
La política exterior mexicana como eje del mensaje
Sheinbaum fue enfática al señalar que la no intervención en Venezuela no implica respaldo automático a ningún gobierno en particular. Aclaró que, independientemente de las opiniones que se tengan sobre el régimen de Nicolás Maduro, la postura de México debe mantenerse firme.
Según explicó, esta visión trasciende ideologías y administraciones. Se trata de un principio constitucional que, en palabras de la mandataria, “debe ser la posición de cualquier presidente de México”. El énfasis está en evitar la injerencia extranjera y promover soluciones pacíficas, incluso en contextos de alta tensión política.
Trump, Venezuela y el riesgo de escalada regional
La declaración de Donald Trump elevó el nivel de confrontación al etiquetar al gobierno venezolano como una organización terrorista extranjera. Este tipo de pronunciamientos, advirtió Sheinbaum, pueden abrir la puerta a escenarios de intervención que no solo afectarían a Venezuela, sino a toda América Latina.
Desde la perspectiva mexicana, una escalada militar tendría efectos regionales en términos de migración, estabilidad política y seguridad. Por ello, la no intervención en Venezuela se plantea también como una medida de contención frente a un conflicto de mayor alcance.
Coordinación regional y diplomacia activa
Cuestionada sobre la posibilidad de dialogar con otros líderes progresistas de la región, como Gustavo Petro en Colombia o Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, Sheinbaum confirmó que ese escenario es viable. Incluso dejó abierta la puerta a incluir a otras naciones del hemisferio en un esfuerzo diplomático conjunto.
Este enfoque busca reforzar una salida regional y multilateral, donde América Latina tenga voz propia frente a decisiones que puedan afectar su estabilidad. La coordinación entre gobiernos podría convertirse en un contrapeso político ante posturas unilaterales de potencias extranjeras.
La autodeterminación como principio rector
En su mensaje, Sheinbaum reiteró que la autodeterminación de los pueblos no es solo un concepto jurídico, sino una herramienta para preservar la paz. Insistió en que cualquier controversia internacional debe resolverse mediante el diálogo y no a través de la fuerza.
La no intervención en Venezuela, en este contexto, representa una defensa del derecho internacional y de los mecanismos diplomáticos como alternativa a la confrontación armada.
No intervención en Venezuela: una señal al mundo
La no intervención en Venezuela planteada por Claudia Sheinbaum envía un mensaje claro a la comunidad internacional: México no avalará acciones militares ni injerencias externas, y seguirá promoviendo la solución pacífica de los conflictos.
En un escenario global marcado por tensiones geopolíticas crecientes, la postura mexicana busca reafirmar su tradición diplomática y su compromiso con la paz. El reto, ahora, será convertir este posicionamiento en acciones multilaterales efectivas que eviten que la crisis venezolana derive en un conflicto de consecuencias irreversibles para la región.


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