Movilizaciones campesinas fue el término que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo buscó matizar ante versiones que advertían protestas durante los festejos de Navidad y Año Nuevo. Desde Palacio Nacional, la mandataria subrayó que no se trata de un movimiento amplio del campo mexicano, sino de inconformidades planteadas por un número reducido de organizaciones.
El mensaje tuvo un tono claro: el gobierno federal no enfrenta un conflicto generalizado con los productores rurales, sino demandas focalizadas que ya están siendo atendidas mediante canales institucionales. En un contexto social sensible, marcado por celebraciones de fin de año y expectativas económicas, Sheinbaum optó por enviar una señal de calma y control.
“Es muy poca gente la que está planteando esto, a la mayoría se les ha atendido”, afirmó la presidenta, al tiempo que reiteró que el diálogo permanece abierto y que las autoridades del sector agroalimentario trabajan de forma constante para responder a las necesidades del campo.
Organizaciones y no productores, el origen de las movilizaciones
Sheinbaum fue enfática al diferenciar entre campesinos como base productiva y algunas organizaciones que, según explicó, están impulsando la narrativa de movilización. “Así como que campesinos, campesinos… son algunas organizaciones”, señaló, restando peso a la idea de una protesta masiva.
La presidenta informó que estas organizaciones serán recibidas en una mesa de diálogo en la Secretaría de Gobernación, lo que refuerza la postura del Ejecutivo de privilegiar el entendimiento antes que la confrontación. Este enfoque busca evitar tensiones innecesarias y mantener la estabilidad social durante un periodo clave del calendario nacional.
Desde el gobierno federal se insiste en que las puertas están abiertas y que no existe una política de cerrazón frente a las demandas del sector rural, incluso en un escenario económico complejo.
Apoyos al campo frente a la caída en el precio de los granos
Uno de los factores que ha generado inconformidad es la baja en el precio de los granos, una situación que afecta directamente a productores de maíz, trigo y otras semillas. Sheinbaum reconoció este problema y explicó que diversas dependencias han intensificado su trabajo para amortiguar el impacto.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, junto con Alimentación para el Bienestar, han desplegado acciones para fortalecer los ingresos de los productores, particularmente en regiones donde la caída de precios ha sido más severa.
Como parte de estas medidas, el gobierno abrió ventanillas para que los campesinos puedan acceder a apoyos adicionales en distintos estados del país. Estos programas buscan sostener la producción nacional y evitar que las dificultades del mercado deriven en conflictos sociales.
Movilizaciones campesinas y la estrategia de diálogo permanente
En el centro del mensaje presidencial está la idea de que las movilizaciones campesinas no representan una ruptura entre el gobierno y el sector rural. Por el contrario, Sheinbaum insistió en que existe una comunicación constante y mecanismos activos para atender las demandas legítimas.
“Siempre hay una mesa de diálogo abierta, y se apoya al campo hasta donde se puede y como se puede”, afirmó la mandataria, subrayando que el respaldo al sector agrícola es una prioridad, aunque esté condicionado por las posibilidades presupuestales.
Este enfoque busca desactivar escenarios de confrontación y reafirmar que el Estado mantiene presencia y acompañamiento en las comunidades rurales, incluso en momentos de presión económica.
Un mensaje político en un momento clave
Las declaraciones de Sheinbaum también tienen una lectura política. En fechas donde las movilizaciones pueden amplificarse mediáticamente, el gobierno busca evitar que protestas limitadas se perciban como crisis nacionales.
Al acotar el origen de las inconformidades a ciertas organizaciones y no al conjunto del campesinado, el Ejecutivo federal intenta proteger la narrativa de gobernabilidad y continuidad de políticas públicas enfocadas en el bienestar rural.
Asimismo, el anuncio de reuniones y apoyos refuerza la imagen de un gobierno dispuesto a escuchar y actuar, sin minimizar los problemas, pero tampoco sobredimensionarlos.
El campo en la agenda del gobierno federal
El mensaje final de la presidenta es que el campo no está abandonado ni en ruptura con el gobierno. Los programas siguen activos, las ventanillas están abiertas y el diálogo institucional continúa.
En ese contexto, las movilizaciones campesinas aparecen más como un llamado puntual de ciertas organizaciones que como un síntoma de descontento generalizado. Para el gobierno, la prioridad es mantener el orden, atender las demandas reales y garantizar que el apoyo al campo se traduzca en estabilidad y producción.
Porque, como reiteró Sheinbaum, el compromiso con el sector rural se mantiene, y cualquier diferencia debe resolverse por la vía del diálogo, no de la confrontación, incluso cuando el tema de las movilizaciones campesinas vuelva al centro del debate público.


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