Plataformas de inteligencia en México fue el tema que marcó el mensaje de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien salió al paso de versiones surgidas tras declaraciones del Departamento de Estado de Estados Unidos. Desde Palacio Nacional, la mandataria fue enfática: no existe ni existirá autorización para que Washington opere sistemas de inteligencia de manera permanente en territorio mexicano.
El pronunciamiento no fue casual. En un contexto regional marcado por tensiones en materia de seguridad, migración y crimen organizado, cualquier insinuación de vigilancia extranjera genera inquietud política y social. Por ello, Sheinbaum decidió aclarar públicamente los alcances reales de la cooperación bilateral, subrayando que México mantiene el control absoluto de sus decisiones y su territorio.
“No es una conexión de manera permanente, es intercambio de información”, afirmó la presidenta, dejando claro que no se trata de bases, plataformas ni sistemas estadounidenses instalados en México, sino de mecanismos de colaboración específicos, regulados y solicitados por el propio gobierno mexicano.
Cooperación en seguridad sin presencia permanente extranjera
Sheinbaum explicó que la colaboración con Estados Unidos en temas de seguridad no es nueva y ha existido en distintos gobiernos, incluido el de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, precisó que esta cooperación siempre ha estado sujeta a convenios formales y protocolos estrictos.
Cuando México requiere capacidades técnicas que no posee —como ciertas tecnologías de rastreo o análisis— puede solicitar apoyo puntual de agencias estadounidenses. Estos apoyos no implican autonomía operativa ni presencia permanente, y se realizan bajo supervisión mexicana.
La presidenta fue clara al diferenciar entre cooperación y subordinación. México, dijo, no permite que gobiernos extranjeros operen libremente sistemas de inteligencia dentro del país ni que realicen labores de vigilancia sin autorización expresa.
Plataformas de inteligencia en México y el debate sobre soberanía
El tema de las plataformas de inteligencia en México toca una fibra sensible: la soberanía nacional. Sheinbaum recalcó que cualquier narrativa que sugiera vigilancia constante de Estados Unidos es incorrecta y desconoce los acuerdos reales entre ambos países.
Según explicó, el intercambio de información es una práctica común entre naciones que comparten desafíos de seguridad, pero siempre bajo reglas claras. “No es que tengan plataformas de manera permanente con autorización nuestra vigilando”, sostuvo.
Este mensaje busca enviar una señal tanto al público mexicano como a Washington: la cooperación es bienvenida, pero sin comprometer la autonomía del Estado mexicano ni permitir injerencias.
El papel de los drones y la preocupación de Estados Unidos
Uno de los puntos abordados en la reunión bilateral reciente fue el uso de drones por parte del crimen organizado. Durante la segunda sesión del Grupo de Implementación de Seguridad México–Estados Unidos, el gobierno estadounidense expresó su interés en que se investigue este fenómeno.
Sheinbaum aclaró que en México se han detectado dos casos documentados del uso de drones, uno de ellos en un ataque contra elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional. Sin embargo, negó categóricamente que estos dispositivos hayan sido utilizados para atacar territorio estadounidense.
Aun así, reconoció que el tema es relevante dentro del diálogo bilateral, especialmente por el potencial tecnológico que estos artefactos representan para organizaciones criminales.
Seguridad compartida, decisiones propias
La postura de Sheinbaum se inscribe en una línea discursiva que busca equilibrio: cooperación internacional sin renunciar a principios constitucionales como la no intervención y la autodeterminación.
Al aclarar el alcance real de la colaboración con Estados Unidos, la presidenta busca desactivar especulaciones, fortalecer la confianza interna y enviar un mensaje político claro en un momento en el que la seguridad regional ocupa un lugar central en la agenda internacional.
México, dejó en claro, está dispuesto a dialogar, coordinar y compartir información, pero no permitirá la instalación ni operación de plataformas de inteligencia en México bajo control extranjero.
Un mensaje político con impacto regional
Más allá del aspecto técnico, el posicionamiento tiene una lectura política: México reafirma su papel como socio, no como subordinado. En un escenario global donde la seguridad suele ser el argumento para ampliar controles y presencia internacional, el gobierno mexicano apuesta por una cooperación acotada y transparente.
Al cerrar su mensaje, Sheinbaum reiteró que la relación con Estados Unidos se basa en el entendimiento mutuo y el respeto a la soberanía, principios que, dijo, seguirán guiando cualquier acuerdo futuro.
Porque en el centro del debate sobre plataformas de inteligencia en México, el gobierno busca dejar una idea clara: la seguridad se construye con cooperación, pero siempre bajo control nacional y con reglas propias.


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