Cristina Fernández y el retorno de un juicio marcado por la política
El eco de los cuadernos vuelve a resonar en Buenos Aires. Mientras Javier Milei viaja a Estados Unidos para participar en un foro de negocios, en Argentina comenzó uno de los juicios más mediáticos y polémicos de los últimos tiempos: la Causa Cuadernos. En el banquillo se encuentra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, acompañada por ex funcionarios y empresarios. En total, 86 acusados que enfrentan un proceso judicial que muchos califican de “opereta política”.
El juicio, según denunció la ex mandataria, “no es más que un show para distraer la atención” en medio de un país convulsionado por las reformas laborales, jubilatorias y económicas impulsadas por el actual gobierno. Desde su domicilio, Fernández de Kirchner aseguró que “el tiempo pondrá las cosas en su lugar”.
Un proceso judicial con raíces en la era Macri
La Causa Cuadernos nació en 2018, durante el gobierno de Mauricio Macri, y se construyó a partir de fotocopias de unos supuestos cuadernos redactados por Oscar Centeno, chofer del ex funcionario Roberto Baratta. Dichos documentos, entregados al diario La Nación por un “amigo” del autor, sirvieron de base para una de las mayores investigaciones por corrupción en Argentina.
Sin embargo, nunca se presentaron los cuadernos originales. Las acusaciones se sostuvieron en copias y testimonios de empresarios presionados a convertirse en “arrepentidos”, algunos de los cuales pasaron años en prisión preventiva sin sentencia firme.
Cristina denuncia persecución judicial y manipulación política
Cristina Fernández no titubea al señalar lo que considera una “persecución política organizada”. “No les bastó con proscribirme en la causa Vialidad, necesitan mantener viva esta opereta judicial para seguir presionando”, declaró. La ex mandataria, quien permanece en prisión domiciliaria, acusó al gobierno de Milei de usar el Poder Judicial como herramienta de distracción y control político.
En un extenso mensaje, denunció además la complicidad de actores internacionales y financieros. “De la mano de Luis Caputo y el JP Morgan, están gestando un segundo megaendeudamiento que hipotecará el futuro de generaciones enteras”, advirtió.
El trasfondo económico y político del juicio
Mientras la atención mediática se centra en la figura de Cristina Fernández, Argentina vive una nueva ola de ajustes económicos. Los precios se disparan, los salarios se congelan y el desempleo crece. En este contexto, la narrativa judicial contra la ex presidenta funciona como cortina de humo para un gobierno que enfrenta protestas en las calles y descontento social por las reformas impulsadas desde el Congreso.
“Podrán inventar causas, manipular jueces o escribir fallos, pero no van a detener la organización del peronismo”, afirmó Cristina. Su mensaje resuena entre quienes ven en ella no solo una figura política, sino un símbolo de resistencia ante el avance de la ultraderecha y el poder financiero.
Un juicio que reabre viejas heridas en la justicia argentina
El tribunal inició el juicio detallando presuntos sobornos ocurridos entre 2003 y 2015, acusando a Fernández de Kirchner de ser “jefa de una asociación ilícita”. Sin embargo, periodistas e investigadores como Raúl Kollmann han señalado que no existe evidencia directa que la vincule con los pagos, ni testigos que la señalen.
“Es una maquinaria judicial diseñada para perseguir y condenar sin pruebas”, escribió Kollmann en Página/12. Según el periodista, el proceso durará años y tiene un solo objetivo: consolidar una condena política que impida el regreso de Cristina a la arena electoral.
Entre el pasado y el futuro: el desafío del peronismo
El inicio del juicio marca un nuevo capítulo en la historia reciente de Argentina, donde las causas judiciales contra líderes populares han sido una constante herramienta de disputa de poder. Mientras Milei avanza con su agenda económica ultraliberal, el peronismo busca reorganizarse en torno a la figura de Fernández de Kirchner, intentando reconstruir una identidad política golpeada, pero aún vigente.
Cristina insiste: “No tengo miedo. Ya me juzgaron antes, y el tiempo siempre pone las cosas en su lugar”. Su voz, cargada de historia, vuelve a dividir al país entre quienes la ven como culpable y quienes la consideran víctima de una persecución judicial sin precedentes.


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