Campo mexicano atraviesa un momento crítico marcado por la volatilidad de los mercados, el aumento de costos de producción y la presión sobre los ingresos de los agricultores. Frente a este panorama, el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) advirtió que el sector necesita soluciones de fondo que fortalezcan la productividad y brinden certidumbre, y no medidas como el aislamiento comercial o la imposición de precios oficiales que, lejos de ayudar, podrían agravar los problemas existentes.
El organismo subrayó que el campo no solo es estratégico para la economía nacional, sino también para la seguridad alimentaria, el empleo rural y la estabilidad de los precios al consumidor. Por ello, insistió en que cualquier política pública debe partir de una visión integral que considere a productores, compradores y consumidores como parte de un mismo sistema.
Productividad y certidumbre, ejes para evitar la descapitalización
De acuerdo con el CNA, uno de los principales riesgos actuales es la descapitalización del campo, fenómeno que se produce cuando los agricultores no logran cubrir costos ni obtener una rentabilidad mínima. Esta situación impacta de manera directa en la inversión, la adopción de tecnología y la capacidad productiva a mediano y largo plazo.
El organismo señaló que atender esta problemática requiere fortalecer la productividad, reducir riesgos climáticos y financieros, y ofrecer reglas claras que permitan planear desde la siembra hasta la comercialización. En este contexto, enfatizó que los esquemas de compras gubernamentales con precios oficiales suelen distorsionar los mercados y encarecer los alimentos, afectando finalmente a los consumidores.
El T-MEC como pilar para el campo mexicano
En su posicionamiento, el CNA defendió la importancia de preservar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), al considerarlo una herramienta clave para el desarrollo agropecuario. Aclaró que el acuerdo comercial no es el origen de los problemas de rentabilidad que enfrentan los productores de granos en México.
Por el contrario, destacó que el T-MEC ha permitido garantizar reglas claras y condiciones equitativas, así como asegurar el abasto de alimentos y proteínas a precios competitivos. Además, ha sido fundamental para integrar a los productores mexicanos en cadenas regionales de valor, ampliando oportunidades de exportación y acceso a insumos.
“El T-MEC ha sido un instrumento esencial para la estabilidad del sector agroalimentario y para la seguridad alimentaria del país”, sostuvo el CNA, al advertir que un escenario de aislamiento comercial podría generar mayor incertidumbre y presiones inflacionarias.
Propuesta de un Sistema Nacional de Ordenamiento Agropecuario
El Consejo informó que aceptó la invitación de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo para avanzar en la construcción de un Sistema Nacional de Ordenamiento y Comercialización Agropecuaria, con el objetivo de atender de manera estructural los desafíos del campo.
La propuesta se basa en tres ejes principales. El primero es impulsar la agricultura por contrato, acompañada de financiamiento competitivo, seguros y mecanismos de cobertura cambiaria, que permitan reducir riesgos y otorgar certidumbre en precios, volúmenes y condiciones de venta desde el inicio del ciclo agrícola.
El segundo eje consiste en reconocer la diversidad del campo mexicano, mediante instrumentos diferenciados para pequeños, medianos y grandes productores. El CNA plantea esquemas escalonados, progresivos y corresponsables, que respondan a las distintas realidades productivas del país.
El tercer eje propone apoyos directos y focalizados a la comercialización, que se activen únicamente cuando el mercado no cubra los costos de producción ni una rentabilidad mínima. Estos apoyos buscarían garantizar un ingreso objetivo al productor sin distorsionar los precios ni afectar al consumidor final.
Diálogo abierto para soluciones compartidas
El CNA reiteró que las demandas de los agricultores son legítimas y que el diálogo entre gobierno, productores y otros actores de la cadena agroalimentaria es indispensable para encontrar soluciones sostenibles. Subrayó que solo a través del entendimiento y la cooperación se podrá fortalecer al campo, proteger el empleo rural y asegurar alimentos accesibles para la población.

Finalmente, el organismo insistió en que el futuro del campo mexicano depende de políticas públicas que fomenten la productividad, la inversión y la integración comercial, evitando medidas de corto plazo que puedan generar efectos adversos. La apuesta, concluyó, debe ser por un sector agropecuario fuerte, competitivo y capaz de enfrentar los retos globales.


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