La extinción del CONEVAL, aprobada en un periodo extraordinario, es más que un cambio administrativo; es una jugada política que consolida el poder de la 4T y redefine las reglas de la evaluación gubernamental, generando acusaciones de autoritarismo por parte de la oposición.
La desaparición del CONEVAL no es solo la noticia del día, es un síntoma de una profunda reconfiguración del poder político en México. La forma en que la «aplanadora» de la Cuarta Transformación ejecutó la medida en el Congreso revela una estrategia calculada para centralizar la autoridad y, según sus críticos, erosionar los contrapesos democráticos que tardaron décadas en construirse.
«Al Vapor y Sobre las Rodillas»: Un Proceso Legislativo Cuestionado
La reforma fue aprobada durante un periodo extraordinario de sesiones, un mecanismo usualmente reservado para asuntos de urgencia nacional. La celeridad del proceso provocó la ira de la oposición. El excandidato presidencial Ricardo Anaya acusó a Morena de legislar «al vapor y sobre las las rodillas», una expresión que denota una falta de debate profundo, de análisis técnico y de búsqueda de consensos.
Esta prisa, argumentan los opositores, no es casual. Sugiere una decisión política tomada desde el Ejecutivo y ejecutada sin miramientos por su mayoría legislativa, un patrón que, según ellos, se ha vuelto la norma. La crítica no es solo al qué (la eliminación del CONEVAL), sino al cómo, un método que consideran un atropello a la deliberación parlamentaria.
La Estrategia de Controlar la Narrativa
El argumento central de la oposición es que esta jugada tiene un objetivo claro: el control total sobre la narrativa del éxito gubernamental. El CONEVAL, con su autonomía para medir la pobreza y evaluar programas sociales, representaba una voz independiente que podía, potencialmente, contradecir el discurso oficial. Al eliminarlo, el gobierno se asegura de que la evaluación de sus políticas más emblemáticas —los programas sociales— quede en manos de una entidad, el INEGI, sobre la cual, si bien es autónoma, el Ejecutivo tiene una influencia considerable en el nombramiento de su cúpula.
El diputado Rubén Moreira, del PRI, fue más allá, acusando a Morena de estar «construyendo un Estado autoritario» al desmantelar sistemáticamente los organismos que le exigen rendir cuentas.
Un Patrón de Desmantelamiento de Órganos Autónomos
La preocupación se agudiza al observar el panorama completo. La eliminación del CONEVAL no es un hecho aislado. Se suma a una lista de acciones y propuestas legislativas que apuntan en la misma dirección: la centralización del poder. En la agenda de la 4T han estado también la propuesta de desaparecer al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y la intención de restar autonomía a las fiscalías generales.
Este patrón sugiere una filosofía de gobierno que ve a los organismos autónomos no como pilares de la democracia, sino como obstáculos burocráticos o, peor aún, como adversarios políticos. La justificación de Morena para eliminar al CONEVAL, acusándolo de difundir una «mentira» sobre la cobertura de salud , es reveladora. En lugar de debatir los datos, se opta por eliminar a la fuente del dato.
Esto transforma la naturaleza del debate público. La discusión ya no se centra en la eficacia de una política, sino en una batalla por quién tiene la autoridad para definir la realidad. Cuando el gobierno se arroga el poder de declarar qué es verdad y qué es mentira eliminando a los árbitros independientes, se cruza una línea que, para muchos, pone en riesgo el equilibrio de poder y la salud de la democracia mexicana.
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