El gobierno eliminó al CONEVAL, el «termómetro» de la pobreza en México. Te explicamos en términos sencillos por qué esta decisión política te afecta directamente y a tu familia.
¿Cómo sabemos si en México hay más o menos pobres que el año pasado? Hasta ahora, la respuesta la daba un organismo independiente llamado CONEVAL. El gobierno acaba de eliminarlo, y esta decisión tiene un impacto directo en cómo entendemos el progreso de nuestro país.
En medio del ruido político de todos los días, a veces es difícil entender cómo una decisión tomada en el Congreso de la Ciudad de México puede afectar nuestra vida cotidiana. La reciente eliminación del CONEVAL es uno de esos casos. Puede sonar a un tema técnico y lejano, pero en realidad, es algo que nos toca a todos.
¿Qué era el CONEVAL y por qué era tan importante?
Imagina que quieres saber si un tratamiento médico está funcionando. Necesitas un doctor que, de forma objetiva, mida tu temperatura, revise tus análisis y te diga si estás mejorando o no. En el tema social, el CONEVAL era ese «doctor» para México.
Era un organismo autónomo, es decir, independiente del gobierno en turno, cuya principal tarea era medir la pobreza. Y no lo hacía de forma simple. No solo contaba quién tenía más o menos dinero. Su medición era multidimensional: consideraba si las familias tenían acceso a servicios de salud, a educación de calidad, a una vivienda digna, a seguridad social y a alimentación. Era un retrato completo del bienestar (o la falta de él) en el país.
Con esa información, el CONEVAL también evaluaba si los programas sociales del gobierno (las becas, las pensiones, los apoyos) realmente estaban ayudando a la gente a salir de la pobreza. Era, en esencia, el árbitro que le decía al gobierno y a los ciudadanos si las estrategias estaban funcionando.
¿Por qué lo quitaron y cuál es la preocupación?
El gobierno argumenta que el CONEVAL era ineficiente y que sus datos no eran correctos. La propuesta es que ahora el INEGI, el instituto que hace los censos, se encargue de todo.
La gran preocupación de muchos expertos, analistas y ciudadanos es que se pierde la independencia. Ahora, el gobierno, que es quien crea y aplica los programas sociales, tendrá una influencia mucho mayor sobre la forma en que se miden sus propios resultados. Es como si en un partido de fútbol, el equipo que está jugando también se encargara de ser el árbitro. Como lo expresó un medio: «el árbitro cuelga el silbato, se pone el uniforme y entra a jugar».
¿Cómo te afecta esto directamente?
* Menos certeza sobre el progreso real: Sin un evaluador independiente, será más difícil saber con objetividad si las políticas públicas están mejorando la calidad de vida de los mexicanos o no. Dependeremos más de las cifras que el propio gobierno quiera presentar.
* Riesgo en la asignación de recursos: Los datos del CONEVAL ayudaban a identificar qué estados, municipios o comunidades necesitaban más apoyo. Sin esa brújula precisa, existe el riesgo de que los recursos no se destinen a donde más se necesitan.
* Pérdida de una herramienta ciudadana: Para periodistas, investigadores y cualquier ciudadano interesado, el CONEVAL era una fuente de información confiable para exigirle cuentas al gobierno. Perderlo es perder una herramienta para la participación democrática.
En resumen, la desaparición del CONEVAL no es solo un cambio de siglas. Es la eliminación de un termómetro social que nos permitía a todos tener una base de hechos compartida para debatir el rumbo de México. Ahora, en un país con enormes desafíos de desigualdad, nos hemos quedado sin nuestro principal medidor independiente para saber si vamos en la dirección correcta.
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